Transporte colectivo fracasa en Santiago

Las rutas en Santiago han sido acortadas por los sindicatos de transportistas. ONELIO DOMÍNGUEZ/LISTÍN DIARIO

Las rutas en Santiago han sido acortadas por los sindicatos de transportistas. ONELIO DOMÍNGUEZ/LISTÍN DIARIO

Todos los proyectos de colectivizar el transporte de pasajeros han fracasado en la ciudad de Santiago en el último medio siglo.

En las calles de la “ciudad corazón” se mantiene el sistema de concho en carros que todos entienden como obsoleto, inseguro y que encarecen ese servicio tan importante para la sociedad.

Los diferentes gobiernos en los últimos 50 años han ensayado diversos sistemas y modalidades de transporte colectivo, pero ninguno ha podido ser sostenible con el tiempo.

En la década del 60, del pasado siglo, funcionó en forma adecuada una combinación de autobuses y carros, pero con el paso del tiempo las guaguas salieron del escenario.

En esa etapa había rutas que cubrían distancias tan largas como la que enlazaba a San Francisco de Jacagua, en la parte norte del municipio y atravesando toda la ciudad, con Las Charcas, ya en la frontera con Jánico, y los usuarios apenas pagaban cinco centavos.

En esa época muchos tenían el criterio de que los pasajeros de guagua eran la “chusma”, mientras que los que utilizaban los carros, pagando el doble, diez centavos, eran la gente de nivel, o “los privones”.

Después de eso han pasado numerosos proyectos, desde los doce años de Joaquín Balaguer (1966-1978), cuando había autobuses que incluso llegaban hasta la ciudad de La Vega.

Así surgió la Oficina Nacional de Transporte Terrestre (Onatrate) durante el gobierno de Antonio Guzmán, que perduró en el periodo de Salvador Jorge Blanco de 1982 al 1986.

Esos fueron autobuses medianos que tuvieron una mayor duración ofreciendo el servicio del transporte colectivo en Santiago, pero finalmente desaparecieron, dejando como todos los modelos anteriores un cementerio de escombros y chatarras en la periferia de la ciudad.

Luego, durante el periodo de los diez años de Balaguer (1986-1996), las banderitas, llamadas así por sus colores similares a la enseña tricolor, y finalmente durante el primer periodo de Leonel Fernández, las unidades de la OMSA (Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses), que aún tiene dos rutas en Santiago, pero con muy pocos autobuses.

Los proyectos El presidente de la Central Nacional de Trabajadores del Transporte, Juan Marte, considera que la construcción de un monorriel no es una prioridad en estos momentos para esta ciudad, debido a que hay otros problemas más apremiantes que debe abordar el Estado dominicano, aunque ello no implica que más adelante se construya.

El dirigente indica que en la actualidad hay una sobreoferta de vehículos para el transporte de pasajeros, tanto urbano como interurbano, con dos mil carros ociosos ante la baja en la circulación de pasajeros y una cantidad igual de taxistas.

SEPA MÁS Ayuntamiento. El director de tránsito del Ayuntamiento de Santiago considera que se necesita una fuerte inversión desde el gobierno central para mejorar el transporte de pasajeros en esta ciudad, donde se requiere ir superando el viejo modelo de carros del concho. José M. Villalona Sosa expresa que son muchos los problemas en esta urbe, donde se ha registrado un crecimiento del parque vehicular en los últimos años.