CINE

Una fiesta muy especial: Risas, carcajadas y otros momentos inolvidables

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Rienzi Pared PérezSanto Domingo

Aunque usted no lo crea. Uno de los géneros más difíciles es el de la comedia. Hacer reír no es tan sencillo como pudiera pensarse. Desde la antigua Grecia, cuando el gran Aristófanes tuvo su máximo esplendor hasta llegar a Menandro que tuvo la dicha de pasarla a la cultura romana, no es fácil el poder producir risas a carcajadas para el deleite del espectador.

El séptimo arte, desde sus inicios, tuvo la suerte de tener grandes guionistas y actores tales como: Mark Sennett, Charles Chaplin, Harold Lloyd y Buster Keaton. Sin embargo, guardando las distancias de aquellos años, es justo reconocer a un director y guionista que nos presentó una de las películas más hilarantes y de fino humor con “La fiesta inolvidable” (1968). Nos estamos refiriendo a Blake Edwards.

Y es que esta obra no cansará de hacer reír durante sus noventa y nueve minutos de duración. La trama comienza cuando un actor hindú, es contratado para ser de extra en películas; pero su nivel de torpeza, destroza el decorado del filme y arruina todo el set, llevando a la locura al director de la misma. Por tal motivo, nadie desea verlo ni de cerca dentro de los estudios.

Un día recibe una invitación que por error le llega por parte del productor de la película, y una vez en la fiesta, se verá envuelto en situaciones tan disparatadas que les aseguro no pararan de reír hasta más no poder.

“La fiesta inolvidable” ubica a Peter Sellers como uno de los mejores exponentes del género de la comedia en la década de los años sesenta, ya que logra conectar el parecido de este personaje con el del inspector de la saga la “Pantera Rosa”. Y es que este tipo bondadoso, torpe, inútil, el cual representa, hizo recordarnos las famosas comedias de la época del cine mudo de Chaplin, de Keaton y otros más; ya que los movimientos y gags visuales hicieron de ella un parámetro de recordación.

Las actuaciones de Peter Sellers y de algunos secundarios pudieron crear una atmósfera perfecta que sirve de base a un desarrollo ágil, entretenido, y poseedor una dirección capaz de llegar al término tan satisfactorio que a 50 años de su estreno, sigue ganando seguidores como suele suceder con productos bien realizados para el deleite de los amantes del séptimo arte.

Uno de los mejores personajes de la película es el que hace el actor Steve Franken en el papel del camarero borracho que se roba gran parte del show.

Por lo tanto, si prefieren disfrutar de una excelente comedia con familiares y amigos, les recomiendo esta película que no se arrepentirán de verla, y sé que serán portavoces para que otros puedan alegrarse de compartirla gracia a su sugerencia.