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La Policía, ante el reto mayor

La ciudadanía ha comenzado a percibir que va en serio la apuesta del Gobierno por delimitar “un antes y un después” en materia de lucha contra la criminalidad.

Y en este empeño es indispensable el apoyo y la confianza de la sociedad, porque el reto es bastante grande.

Con apenas dos semanas en el cargo, el nuevo jefe de la Policía Nacional, mayor general Nelson Peguero Paredes, ha puesto en marcha una reestructuración de sus mandos altos y medios, paso fundamental que debe profundizarse con una limpieza extensa en esa institución, para sacarle todas las pulgas y alimañas que puedan corroer ese cuerpo.

Con una depuración de esa envergadura, la Policía puede ir allanando el camino de recuperar la confianza de la ciudadanía en ella, bastante mellada por las evidencias de contubernios entre agentes policiales con el crimen organizado, entiéndase bien con el narcotráfico, los secuestros y los atracos de alta monta, complicidad que ha puesto a muchos ciudadanos a creer y pensar que estamos totalmente desprotegidos.

Un plan de lucha contra la delincuencia, que está ahora bajo diseño en el Gobierno, no puede limitarse solamente al despliegue extraordinario de tropas en las calles con fines disuasivos, sino que debe ser tan abarcador que tome en cuenta los que son, primordialmente, sus factores detonantes.

Y el punto de partida es, precisamente, la limpieza en las filas de la Policía para sacar rápidamente de ella a los concupiscentes, como acaba de ocurrir con cuatro miembros que despojaron a un exjugador de béisbol profesional de 17 mil dólares, y una política de acercamiento a la población civil para corresponder a sus necesidades de mayor patrullaje, vigilancia de inteligencia y respuesta fuerte e inmediata contra los malandrines que se quieren adueñar de los barrios.

El mayor general Peguero Paredes, reputado como un oficial de academia y conocedor de las estructuras internas, ha prometido dar la guerra a la criminalidad en el terreno que elijan los delincuentes y en esa actitud puede estar seguro de que la sociedad lo apoyará, porque está hastiada de que los bandoleros le sigan robando sus sueños de paz y de seguridad.

Limpiar adentro y afuera es la mejor estrategia. Adentro y profundo, para sanear la institución. Y afuera, en la calle o en los escondites, para poner a raya a todo aquel que quiera vivir del crimen, del atraco y del miedo que infunden los peligrosos a los ciudadanos indefensos y trabajadores.

En una línea así tendrá al LISTÍN a su lado.

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