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Literatura

Una novela ejemplar

“Idolatría”, la novela de Jimmy Sierra, inició su periplo por varias provincias del país, reuniendo a decenas de lectores, escritores e intelectuales, esta vez, en el Centro Cultural de Dajabón.

Jimmy Sierra confiesa que su obra literaria preferida es “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, la cual no se cansa de leer y releer.

Sobre su reciente novela, “Idolatría”, también se considera deudor de Julio Cortázar.

Esta novela ¿caería dentro del género picaresco? El autor la califica como “obra filosófica alegórica que merece para entenderla” el sinnúmero de notas al pie de página a que sistemáticamente nos refiere en el transcurso de la lectura.

A lo largo de la trama, Sierra recrea un antihéroe, Gatagás. ¿O es que Gatagás no lo es en el montaje de Olivorio para enfrentarlo a Dios en la persona de Jesús? Gatagás no es un Lazarillo cualquiera, es un dios que no tiene nada de picardía, hasta cuando no habla en primera persona.

Sierra, que nació en Najayo, en donde sería construida una famosa cárcel, a través del tiempo real, nos aprisiona en la sátira. Y no por casualidad, es que una y otra vez recurre a la pericia de los griegos, y nos lo hace recordar persistentemente en sus pies de páginas.

La introducción

La novela propone, a través de una segunda lectura, una sátira a la religión aunque no ofende a ningún devoto, porque Sierra es un creyente de infancia. En la trama, Jimmy Sierra es San Lucas, el Evangelista que narra los hechos. Pero Sierra no es Lucas, aunque se haga acompañar (para narrar en primera persona) de su comparsa, Teófilo, “lo que habiendo muchos tratado de poner en orden, esos hechos que entre nosotros han sido ciertísimos, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden”.

El autor es Lucas, aunque no es el médico amado como decía San Pablo, sabe desmenuzar la cultura de forma anecdótica y costumbrista como lo haría cualquier cirujano en lo cultural.

La trama

Uno de los actos protagónicos de Gatagás, según toda la trama, era el de disfrutar de las vírgenes y no vírgenes que acudían a las Tres Cruces, rendidas ante su mágica curandería, hasta por sus mismos esposos.

Jimmy no inventa una trama para su novela. La copia de la realidad mágica de Palma Sola con su protagonista Olivorio Mateo, que se pinta de revolucionario guerrillero solitario o gavillero antimperialista hasta hacer que los invasores de siempre lo quemen en un yaguacil, en el parque público, rayando 1922. Época de incertidumbre y miseria bajo la ocupación y antes de la misma tenía que dar origen a este mesianismo embrujado a lo criollo.

El hecho de que Jimmy le sustraiga a Teófilo al evangelista y también escritor de los hechos es un invento para poder hablar en primera persona, que también es una licencia muy moderna de la literatura. En el periodismo también, como lo pelea y encarece Tom Wolfe. Y también Truman Capote, Gay Talese y Norman Mailer, protagonistas de la innovación literaria del Nuevo Periodismo. De esa manera genial, el lector es forzado por el autor a sumergirse en la historia contada, y lo hace como si fuera el coprotagonista de una película, participando de detalles íntimos, complicados, a veces superficiales y también duros.

Lucas y Jimmy hablan a Teófilo, un personaje del que en ninguna otra parte de los Evangelios ni de la Sagrada Escritura se vuelve a mencionar; un real fantasma que sirvió de interlocutor a Lucas para poder ensartar su Evangelio y, en él, las andanzas de Jesús, que no es ningún fantasma, sino una figura real, que existió, de carne y hueso, y al mismo tiempo que era Dios. Y que ascendió a los cielos, según Lucas y demás.

Jimmy Sierra es Lucas, el tercer evangelista. Pero también Jimmy es el quinto evangelista, reinventado en un canalla. Este es instituido para significar según su propia interpretación, la negación en el mismo de la paternidad de Jesucristo.

Presentación

La descripción de la obra en Dajabón fue un acto ejemplar patrocinado por el Centro Cultural de esa ciudad. Allí se reunieron decenas de personas, sobre todo jóvenes quienes abordaron al autor sobre diversos temas de su novela, interesados en adentrarse en esta parte tan importante y desconocida de la historia dominicana, recreada esta vez dentro de una historia muy bien escrita. Como dijo un joven asistente: “Idolatría es una novela mágica que debe ser leída no solo para conocer los ritos mágicos a raíz de las creencias de Olivorio Mateo, sino de cómo una serie de personajes vividores se han amparado en la religión para engañar al pueblo dominicano y poder obtener ventajas de todos los devotos al manipular la fe”.

Cuando leemos a Jimmy en “Idolatría” nos damos cuenta de que estamos frente a un autor formado en una larga escalinata de numerosos autores que han tenido que escalar para ponernos frente a una literatura nueva, rica en imaginación que uno puede también palpar profanamente y de manera entretenida en el cúmulo de nuestras tradiciones mágicas, con la imaginación más pura.

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