Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Cultura popular

De las élites a los barrios

En los últimos años, las más reconocidas librerías dominicanas han quedado ubicadas en zonas no adornadas con altos oropeles. Al desaparecer de lugares exclusivos como la Zona Colonial, Naco, Bella Vista, y Abraham Lincoln, ahora se ubican, manteniendo la frente en alto, así como es el principio original del comercio del libro, en las calles, avenidas, barrios y pueblos. Tal vez no sean tan rentables como las otras, pero al menos quienes se dedican a ese negocio pueden sobrevivir con dignidad porque, por mucho que se niegue, el pueblo dominicano sigue siendo lector.

Muchas personas antes de poca importancia comercial, son los libreros de hoy; no visten con saco y corbata ni con ropa de un diseñador exclusivo, pero sin embargo los estantes de sus comercios están llenos de obras útiles para todo tipo de público, aunque ahora solo puedan disfrutarla gente de bajos recursos. Demostrando que el conocimiento y la cultura no diferencia de clase social alguna.

Un legado familiar

Son las 9:00 A.M en la calle central casi esquina 10 del Ensanche Espaillat. Y como todos los días, entre toda la movida actividad comercial que caracteriza la zona, se encuentra José Miguel Montes atendiendo a sus clientes que se han mantenido fiel a sus servicios desde hace cinco décadas.

En la parte delantera del local se exhiben una gran variedad de publicaciones que van desde enciclopedias hasta los mejores ‘bestsellers’ de la actualidad. Muchos títulos se ven amarillentos por todo el tiempo que llevan ahí, dándole un toque de antigüedad al lugar. Al igual que muchas de las de su tipo, también vende útiles escolares y artículos de papelería para hacer el negocio más dinámico y rentable.

La librería y papelería Atenas se mantiene desde 1967 vendiendo libros en el mismo lugar. Empezó de la mano de los señores Don Pedro Montes y Doña Atena de Montes, por la necesidad de suministrar libros a la comunidad.Desde el año 2000 la maneja la segunda generación de la familia.

Su actual administrador dice que la ubicación del negocio en un sector pobre no ha sido una barrera para poder prosperar. “Hemos tenido nuestras altas y bajas, pero le debemos todo lo que tenemos a la librería porque gracias a ella nos hemos sustentado todos estos años. Y a pesar de que las librerías no son el negocio más lucrativo, hemos tratado de seguir llevando textos de calidad a los centros educativos cercanos y mantener fijos a los clientes”.

El librero declara que aunque el libro físico se ha pasado a formato electrónico, muchos estudiantes siguen acudiendo en busca de buena literatura. “Los diccionarios, los libros de finanzas y superación son los más vendidos. Los de autores dominicanos como Juan Bosch también tienen mucha salida”.

Un librero veterano

Entre los variados comercios y bullicio vehicular que caracteriza la avenida Duarte, está la librería L-J mejor conocida por los moradores como Librería Pichardo.

“De aquí me voy al cementerio” con firmeza habla su propietario José Delio cuando se le pregunta si piensa desistir de la actividad que lleva ejerciendo desde cuaren ta años atrás.

El comerciante conserva el mismo entusiasmo de cuando empezó en “tan noble y apasionante oficio” como él lo describe, y aclama con orgullo lo mucho que le ha servido en la vida ser lector. “Muchos me preguntan cómo me he mantenido tantos años aquí, pero es porque estoy rodeado de lo mejor. No hay nada más importante sobre la tierra que la lectura”.

Como a otros libreros también le ha golpeado de manera desafortunada la llegada de la tecnología y la transculturización. “Al principio, nos manteníamos con libros, pero ahora hemos tenido que recurrir a vender muebles, porque si es atento a venderle literatura a la juventud, nos morimos”, manifiesta.

El librero, lamenta que años atrás los jóvenes leían mucho, “pero ahora hasta en la Feria del Libro solo van a manosear y comprar matatiempos.” “Me pagan para vender allá y mejor no voy”.

Confiesa que una forma de subsistencia es el “campaneo” que consiste en intercambiar libros con otros libreros para renovar la mercancía, de igual modo hacerles rebajas a los compradores para que se motiven a llevarse las obras, además de darles un trato personalizado con recomendaciones que vienen de su propia experiencia lectora.

José Miguel Montes.

José Delio.

Tags relacionados