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Artes visuales/Muestra individual

“Tiempos de Errancias”

De manera general, la obra de Chichí Reyes adquiere exposición tras exposición una dimensión más importante, un impacto cada vez más fuerte. El conjunto de obras elegidas para esta nueva exposición “Tiempos de Errancias” nos impacta de manera muy fuerte por una serie de elementos. Frente al arte, el espectador debe quedarse golpeado por la presencia y el impacto que produce la obra, es lo que se produce cuando vemos la selección de las obras expuestas en la Galería de ASR Contemporáneo.

El espacio: entre fondo y escenario

El espacio ha evolucionado bastante desde la última exposición, en particular el fondo. Antes teníamos como fondo una forma cuadrangular perforada de “ventanas” por la mayoría de las obras en la cual los protagonistas actuaban, pero ahora asistimos a un fraccionamiento de esa forma y la apariencia de un universo más complejo (entran en competencia diferentes formas geométricas) que ha perdido el equilibrio de la forma cuadrada de antes. Sentimos las siluetas más apuradas y eso da a las pinturas un dinamismo interno donde nada se queda quieto. Se produce un movimiento interno de la composición que es el reflejo de la expresión de la temática de la errancia, situación en la cual los seres humanos están en movimiento perpetuo. Al crear un ambiente inestable geométricamente (por ejemplo, aparición de líneas oblicuas en Migraciones I), el artista plasma de forma artística su expresión de los sentimientos de las personas que están bajo esa condición de errancia. A veces, el fondo es uniforme dando a la composición una sensación que podemos observar en los trabajos de Francis Bacon, sensación de inquietud reforzada por la solución plástica expresionista de los cuerpos voluntariamente estirados. El ambiente de los cuadros es el resultado de una competencia entre el fondo o espacio escénico y las siluetas. Dicho de otra manera existe una competencia entre las condiciones del ser humano en un mundo globalizado -en el cual construimos muros – y los seres humanos que buscan la forma de existir o por lo menos de vivir. Como decía Pierre Bonnard: “No se trata de pintar la vida. Se trata de hacer viva la pintura”

Juego de materias

Para entrar un poco más en las obras, es necesario hablar de la materia pictórica. Es uno de los otros logros de este conjunto de obras: Chichí no hace pintura, él pinta como lo hacen los grandes maestros, es decir dejando una total libertad expresiva a la materia pictórica. Pare ser arte, las pinceladas deben perder su materialidad y convertirse en otra cosa, algo intocable por ser inmaterial y algo inexplicable por ser una recreación visual no por los ojos sino por la mente. Se logra, a través de esas pinceladas, sensaciones únicas que nos llevan a una especie de goce visual porque esas sensaciones son un puro placer visual lejos de la simple contemplación. Es un movimiento, un color, una línea pero no es pintura en sí la que sale del tubo sino algo que se transformó en color, línea o movimiento para construir una imagen inédita. Marc Chagall, cuando hablaba de la excelente calidad de una obra decía es química, la química del color es decir que la mancha colorida había adquirido una dimensión estética tal que parecía provenir de una transformación casi mágica por lo menos química del color. Por ejemplo, la obra Errancias I, las pinceladas son química pura por varias razones. La primera es que existe un movimiento interno formado por el conjunto de las líneas que dan vida a la obra, la segunda es que podemos tomar pedazo por pedazo y cada pedazo tiene su dinámica, nada pierde fuerza, ni la línea ni el color. Es la prueba de la calidad intrínseca de la obra porque cada mancha, cada línea, cada color deben existir por ellos y a través de ellos para que la obra pueda adquirir esa dimensión química. Chichí Reyes es capaz también de jugar con el aspecto físico de la pincelada. Es el caso de la aparición de manchas transparentes que dan una profundidad impresionante y por contraste dan más peso a las pinceladas opacas, teniendo el conjunto un aspecto volumétrico importante. Las manchas de colores, sobre todo dentro de las siluetas, forman una especie de ADN por la complejidad y la imbricación de dichas manchas. Es química también en el sentido de Chagall. A medida que los cuerpos adquieren una volumetría, los perfiles tienen la tendencia de desaparecer. Es, ante todo una afirmación que en los momentos de crisis, como la migración o la errancia, los cuerpos que juegan el primer rol, la mente está perdida en otras consideraciones más básicas de sobrevivencia.

Una fuerza emergente

Lo relevante de esta nueva exposición, es la fuerza emergente que sale de los cuadros de Chichí Reyes dando a su producción artística una nueva dimensión. De un punto iconográfico, las soluciones plásticas son muy pertinentes por la escala elegida. Es algo nuevo en su obra, una especie de gigantismo de las formas que sean siluetas humanas o elementos del espacio escénico. Al tener una escala diferente, todo en la tela adquiere una presencia y una fuerza muy impresionante. Es muy difícil deshacer de la vista de las obras. Entramos en las pinturas por las cosas colocadas en el primer plano y somos como agarrados, la mirada circula en el espacio escénico alimentándose de la obsesionada presencia de los cuerpos. Chichí comparte las masas sobredimensionadas con Georges Braque que lograba con sus emblemáticas aves gigantescas romper con la escala “tradicional”. Visto de un punto fenomenológico, la obra de Chichí es muy fuerte, todas las siluetas que aparecen en las obras son en transición. Son siluetas en movimiento casi perpetuo buscando un “ailleurs”. Detrás de los cuerpos son muchas historias fuertes y nuestra mente al igual que las siluetas se escapa del marco de la obra para compartir con la gente plasmada en la tela. El poder de permitir a la mente este tipo de experiencia es típica de los artistas que han logrado algo más intenso y más impactante que la simple contemplación de la obra, han logrado revelar la fuerza impetuosa de las obras.

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