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Libros

Los antiguos libreros son los nuevos

La avenida Duarte al costado del Parque Enriquillo se conoce con el nombre de “Paseo de la lectura”, donde hombres y mujeres siguen empeñados en comercializar libros usados.

La librería callejera más grande del país podría encontrarse en la avenida Duarte. Ya bien en el conglomerado de comercios que se aglutinan en los alrededores del parque Enriquillo o debajo del puente de la París. Son negocios que llevan años dedicados al comercio del libro a bajo costo.

Muchos de sus comerciantes, sin distinción de género, son profesionales en diferentes áreas del conocimiento, pero han encontrado su sustento en el negocio de la venta de libros usados.

Una librera perseverante La joven Maireny De La Rosa empezó hace más de quince años junto a sus hermanos en la Duarte con Barahona vendiendo libros de segundo mano hasta que el ayuntamiento la reubicó en el paseo de la lectura. Esta emprendedora del libro, destaca que por su trabajo ha podido darles sustento a sus tres hijos.

Aunque no ha terminado la carrera, hizo unos cuantos semestres en la universidad en Mercadeo, conocimientos y experiencia que le han servido para implementarlo en su negocio.

“Ser mujer nunca ha sido una limitante. Si tengo que hacer fuerza para cargar la mercancía o trabajar muchas horas no es obstáculo para mí, además mucha gente se me acerca por ver lo fajadora que soy,” alega.

Cambio de profesión Radhamés Ramos abandonó su carrera de profesor de literatura y de locutor para emprender su propio negocio. “Me fui de las aulas disgustado por el sistema educativo y el método de enseñanza de los profesores y como era un apasionado de los libros me introduje en esta actividad”, expresa.

A diferencia de muchos de sus colegas este piensa que aún existen personas que aman la lectura. “No es como la gente dice que ya no se lee por la tecnología, aquí viene mucho público que le gusta la lectura, que me dicen: “guárdame, búscame tal libro”. El asunto está en darles buenas atenciones a los clientes” asegura.

Incluso, también dice que tiene compradores extranjeros interesados en conocer la literatura dominicana y se llevan muchas publicaciones de Juan Bosch, obras sobre Trujillo, Pedro Mir, y demás.

“Los libros más buscados en mi local son los de filosofía; como los de Zygmunt Bauman, Noam Chomsky, José Luis Sampedro. Las novelas, poesías y ensayos se siguen buscando mucho”, declara.

El vendedor dice que existe un público joven que está leyendo mucho, claro, hay que tener lo que ellos buscan como las sagas juveniles de Harry Potter, Divergente y Crepúsculo.

Al igual que él, el vendedor Antony Herrera es un profesional que se dedicó a tiempo completo al comercio del libro hace treinta años.

“El profe” apodo con el que lo conocen sus compañeros y clientes, es licenciado en Física y Matemática y Mercadotecnia. Dejó su carrera de profesor por la poca paga que recibían los maestros y para quedarse vinculado en la rama del saber se dedicó a vender libros y según afirma no le ha ido mal a pesar de la crisis imperante.

Este piensa que la falta de lectura en el pueblo dominicano no es por la tecnología como muchos piensan, sino por la descomposición social.

“Cuando una persona viene a comprar y me dice que eso está en la computadora, le pregunto cuántos libros ha leído por ahí y me doy cuenta que no han leído ninguno. En países desarrollados con más avances tecnológicos se lee más que aquí, así que esa no es la excusa. La tecnología es una herramienta, pero no un sustituto del libro” afirma.

Así mismo declara que hay una relación entre la falta de lectura y la cantidad de jóvenes bebiendo alcohol. “Aquí los niños de básica y bachillerato se queman en matemáticas y comprensión lectora, pero por otro lado en las últimas encuestas los jóvenes del país entre los 14 y 18 años son los que toman más alcohol del continente”.

Por esa razón entiende que debe hacerse una campaña desde los ministerios de Educación y Cultura; la asociación de profesores, y padres amigos de las escuelas para incentivar a la lectura. “Aquí la gente lo que está es jugando número y bebiendo cerveza, y es por eso que cada día tenemos un país más inculto y violento”, enfatiza.

Un negocio que innova Al caminar por cada uno de los quioscos del Paseo de la Lectura se puede observar que algunos de ellos tienen letreros que dicen: “Aceptamos todas las tarjetas de crédito”.

Ante esto, los comerciantes dicen que han tenido que adaptarse a los tiempos modernos. “Como ahora están de moda las tarjetas de crédito, nosotros le facilitamos la vida a nuestros clientes, y así ganamos todos.”

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