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MAESTROS DE PINTURA

Jorge Severino: autodidacta de la pintura

Comenzó a pintar en una pequeña escuela de Puerto Plata. No era algo profesional pero se le enseñó a desarrollar la vocación de artista que llevaba dentro. Pese a que nunca pudo asistir a la Escuela Nacional de Bellas Artes, su nombre aparece junto al de los pintores más importantes en el ámbito nacional.

Bien merecido entonces es que se haga llamar un “autodidacta del arte”. El trabajo de Jorge Severino le dice todo.

Hoy, su incansable magisterio lo consagra. Es un conversador nato. Sobre todo de temas sobre la visión artística de la nueva generación de pintores, el cuidado del patrimonio cultural, y el mercado de las artes.

Carmen Guzmán (CG): Luego de sus conocimientos sobre pintura, ¿Quién le sirve de inspiración para su oficio?

Jorge Severino (JG): Siempre me mantuve dibujando y pintando pero nunca como un profesional. A partir de los años 60 es cuando comienzo a tomar en serio el asunto y me dedico a pintar todo lo que puedo. Pero no es hasta 1968 cuando las personas empiezan a saber de mí, ya que para esa fecha gané el segundo premio de pintura en el concurso de arte Eduardo León Jimenes.

A partir de ese premio me invitan a colectivas de grupos y comencé a ver la obra de otros artistas. Al conocer la pasión con que ellos creaban y hacían las cosas, eso me sirvió de incentivo para buscar mi propio camino, mi propio estilo de expresarme. Entre esos artistas se encuentran Elsa Núñez, Ramón Oviedo, José Cestero, Cándido Bidó, Guillo Pérez, entre otros.

CG: ¿Recuerda el título de la obra con la que participó en el concurso?

JG: Para el concurso pinté una señora morena con un rosario y la titulé ‘La oración’.

CG: ¿Cuáles cambios significativos entiende que ha tenido el mercado del arte desde 30 años atrás hasta la fecha?

JG: Yo veo ahora un mundo más abierto, pero de mayor lucha. Los jóvenes vienen con un lenguaje informal y abstracto, y el mercado del arte todavía no está preparado para eso. Hay algunos que ya han logrado abrir camino, pero esos son de una generación un poco más adulta. El lenguaje que están usando los jóvenes de ahora es muy complejo y al público le es difícil entender ese lenguaje con el que esta generación de artistas está hablando, pero se supone que como todo, terminarán imponiéndose y gustándole a la sociedad.

CG: ¿Qué opinión le merecen las falsificaciones de las obras de arte? ¿Cree usted que se está trabajando al respecto para controlar esa parte?

JG: (Se ríe) A mí me han falsificado algunas obras y me las han traído aquí para que yo las certifique. Les he dicho a esas personas que son falsas e incluso algunas las he cortado con una navaja, porque es que no hay derecho. Lo siento por el que la compró, porque antes de adquirirla debió asesorarse no solo conmigo, sino también con los críticos de arte para poder identificar cuál es mi lenguaje. Ahora yo creo que hoy las personas conocen las obras de Elsa, Cestero, el mío y unos cuantos pintores más, para dejarse engañar tan fácilmente con una obra que de lejos se ve que es falsa.

Si supieras que junto a Guillo y Bidó llegamos a realizar charlas ,tratando de abrirle los ojos a las personas para que no se involucren en compras de obras falsas, diciéndoles que antes de invertir en una obra se asesoren con el autor o con los críticos de arte que conocen la trayectoria de los artistas.

CG: ¿Cómo considera que se maneja la difusión del mercado del arte?

JG: El mercado del arte aquí está en mano de unas pocas instituciones. Se puede mencionar la galería de arte San Ramón que se mantiene cada cierto tiempo haciendo una exposición importante; así hay varias pero son pocas. Antes había más galerías promocionando el arte dominicano.

A pesar de que se mantiene el respeto por las obras de arte, lo que ha bajado un poco es la comercialización ya que ahora hay menos galerías para difundir el trabajo de los artistas. El mercado lo que está es menos dinámico ahora. Hay una minoría de coleccionistas que busca las obras por su valor artístico y cultural, pero una gran mayoría está buscando las obras para que les sirvan de decoración en su casa; eso siempre ha existido, lo único que yo creo que ahora hay más de los menos”.

CG: ¿Qué caracteriza el trabajo de Jorge Severino?

JG: Bueno, normalmente cuando la gente ve un cuadro con una negra en cualquier entorno, piensa inmediatamente que la obra es mía, pero yo he hecho otras cosas. Tuve un momento en que pintaba muñecas. Desarticulaba sus partes, eso fue en el tiempo de Balaguer, como no criticaba al gobierno yo lo que hacía era despedazarlas; esta era la manera de protestar por la situación en la que estábamos viviendo.

Mi gran obra se puede decir que es el gran premio de la Bienal del Museo de Arte Moderno. También destacan los cuadros de ‘Santa Martha la dominadora’. También pinté una serie de negras vestidas de novia titulada: ‘Novia para Oggun’, que es un dios del sincretismo. Además, tengo también toda una serie de trabajos sobre ‘Juana la loca’.

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