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Entre la libertad y el anhelo en “Libertad a media luz” de Ana Rita Guzmán Ceballo

Solemos habitar la libertad en la luz. La libertad se transparenta con la justicia. Cosa de la que carecemos y de que tanto se habla. Por otro lado, encontrarla en la subjetividad que la asume en la frontera de lo infinito e íntimo que, como tal, no alcanza a la comunidad. Un confesionario. No para saber sobre el bien o el mal, sino como sumatoria o mezcla de ambos. La libertad anhelada surge de las profundidades como una ingenua Venus que despierta del letargo de la obediencia inconsciente para habitar en la penumbra del espejo, que es, ambigua y contradictoria. Como todo dolor, ansía un respiro en las habitaciones que dan al mundo.

Libertad a Media Luz de Ana Rita Guzmán nos reserva esta atmósfera donde visitamos algunas habitaciones: El amor, el amante, el hogar y las dolorosas partidas que nunca se satisfacen con el consuelo y las elegías. Si se quiere, podríamos decir que subyace el anhelo de libertad aún en el impedimento de lo que se pudo cuando fue manifiesto. De ahí la contradicción entre elegir sobre cualquier deseo considerado prohibido, aunque apreciado y seductor. Contradictorio entre el “ser” y el no ser que dispensa una moral no explícita que influye subterráneamente. El ser poético se debate en el subconsciente. Ella siente la claridad que no alcanza iluminar plenamente. Revisión de lo vivido, no desde la contemplación de los otros, y, a la vez, condicionada.

Romanticismo del ser que desea una ruptura indecisa. Libertad a Media Luz es una especie de bitácora subjetiva que intenta hacerse consciente dentro de un atavismo sin erradicar. Puede objetivar los impedimentos y, por qué no, las frustraciones por medio del canto. Aseguro que el mismo plantea su libertad como se espantan las carroñas del pasado.

MANECILLAS

“El tiempo abre sus ojos, mira tu sombra

Gritan las horas en el necio reloj

Sus manecillas traidoras marcan el adiós

Tu retazo desprendido por mi lejanía

Como relámpago sin trueno

Abriendo cicatrices al cielo

(Pág. 87)

El tiempo establece la distancia con respecto al sujeto poético. Señal de un cielo cicatrizado. La crueldad del tiempo se desvanece sobre lo que (ella) considera verdadero que asciende a “lo eterno”. Es decir, lo perceptual dentro de lo efímero. En la noche, en la penumbra, en la sombra… se puede atesorar lo perdido: la eternidad de la ausencia. Sólo allí las cosas no cesan.

Ausencia

Leve temblor en mi ánfora vacía

Desmayo del alma

Puñal que se hundía

Farol de estrellas muertas

En el cielo oscuro

De mi desgracia

(Pág. 83)

Toda aventura poética extrae, de las aguas profusas, la modulada arqueología del ser, eso que ansiamos ignorando su oscura fuente: la vida. Se objetiva por medio del canto que aligera el pasar en la medida que se hace consciente. Libertad a Media Luz de Ana Rita Guzmán Ceballo es bajar a lo recóndito sin anidar certeza, como todo misterio.

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