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Literatura

El camarógrafo de Trujillo

El autor presenta el interesante libro escrito por Vinicio Hernández que recoge su testimonio como reproductor con su lente de la imagen del tirano en todos sus actos ofi ciales y personales

El hecho de haber sido camarógrafo de Rafael Leónidas Trujillo Molina durante los últimos años del dictador dominicano, lo convierte en un hombre diferente. Porque enfocar las actividades políticas del tirano durante más de diez años era suficiente para templar aun más la ecuánime conducta de una personalidad de copiosas virtudes.

Tanto es así, que Vinicio Hernández Mota, tan joven como era, 26 años, cuando sirvió a Trujillo, pudo enfocar con su lente de camarógrafo los últimos momentos de acción política del llamado “Benefactor de la Patria” y los ceremoniales posteriores a su ajusticiamiento acaecido el 30 de mayo de 1961.

Tantas vivencias, intensas y peligrosas, me motivan a preguntarme por qué esta técnica tan aprovechada por el tiempo y que era ponderado por Trujillo, personaje exigente y narcisista; por qué, insisto, no había compendiado sus experiencias de ese entonces.

Al percatarme de que por fin el autor decidiera producir un libro titulado: “El camarógrafo de Trujillo”, confieso que me causó una gran satisfacción, porque en sus páginas se muestran los matices propios de la narración novelesca, enmarcados en una atmosfera de particular memorias.

“El camarógrafo de Trujillo”, como obra literaria, posee elementos sugerentes y didácticos que entran por la lente del equipo fílmico que operaba Vinicio Hernández Mota y se convirtieron en legado, fruto de su admirable trabajo.

Filmar a Trujillo a los 26 años de edad era equivalente a riesgo y reto. Riesgo, porque cualquier error, por sencillo que fuere, podía desatar la ira del tirano, y reto porque triunfar desde el punto de vista laboral, era como escapar del laberinto neurótico que podía generar circunstancias funestas.

De ahí que Vinicio Hernández Mota está calificado como un profesional efectivo y metódico, cuyo quehacer profesional y político posterior al ajusticiamiento de Trujillo, revela sus rotundos éxitos en lo personal y a nivel público. Vida la suya estimulante y afianzada en todos los proyectos que emprende.

Como impresor de larga data, pionero del cine dominicano, empresario y persona que tuvo vínculos cercanos con los presidentes demócratas Juan Bosch y Jacobo Majluta, ocupa un lugar de excepción en la colectividad dominicana. Por lo tanto, documentar su vida demanda de un análisis sustancial por su ingenio creador.

Ante tantos dotes, a Vinicio Hernández Mota hay que colocarlo en el pedestal de los hombres que sueñan con un mejor futuro y aspiran con inteligencia y entusiasmo creciente, al bien de todos. Por esta razón, él cree en la historia humana, en la amistad y en los hombres que día a día se esfuerzan por encontrar nuevas fórmulas para desafiar el pesimismo.

Trayectoria Como camarógrafo de Trujillo se impuso el reto de la superación y lo consiguió aun en circunstancias cruciales. Sabía de antemano, por la atmósfera de la Era de Trujillo, que las fuerzas embrionarias que desafían ese oprobioso sistema político derrumbarían, más temprano que tarde, el muro que había levando con sangre, persecuciones y torturas el citado dictador.

Así, pues, al trabajar cerca de Trujillo, podía observar las peligrosas tempestades que se avecinaban por la forma en que se desempeñaba el llamado “Benefactor de la Patria”. No había camino que no estuviera minado en los acontecimientos de la década del 50: los atentados contra los expresidentes Rómulo Betancourt (Venezuela), Carlos Castillo Armas (Guatemala), secuestro del escritor español Jesús Galíndez, el asesinato del también escritor de nacionalidad española José Almoina, Ramón Marrero Aristy, asesinato de las hermanas Mirabal y las sanciones a su régimen por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), ante la secuencia de tantos sucesos sangrientos.

A su llegada a la Voz Dominicana en su condición de camarógrafo, mantuvo trato amigable con locutores, periodistas, camarógrafos y fotógrafos, entre los que cabe citar: José Núñez Fernández, Bruno Pimentel, Guillermo Peña Frómeta, Ramón Felipe Rivera Batista, Luis Acosta Tejeda, Jaime López Brace, Santiago Lamela Geler y Fernando Infante.

Compartió, además, momentos muy agradables con don Lulio Moscoso Espinoza, el primero en operar un transmisor de televisión.

Vinicio Hernández Mota estuvo en los momentos importantes de finales de la Era de Trujillo y recuerda que, a finales de 1960 y los comienzos de 1961; siempre los sábados, Trujillo se dedicaba a visitar las distintas regiones del país para recibir los homenajes que alimentaban sus megalomanías.

Hernández Mota vivió muchas situaciones como camarógrafo de Trujillo y, en una historia inédita sin pretensiones de protagonismo y análisis profundo, expone sus vivencias particulares y en ella recuerda a sus compañeros de oficio más cercanos en la postrimería de la Era de Trujillo, entre los que se encuentran Nelson Rodríguez, José Luis Martín Caro, César Concepción, Ricardo Thormann, Hugo González, Rafael Lora Tavárez, Hugo Salvador Mateo, Persio Cerda Molun, Wilfredo Medina Ortiz, Miguel Ángel Martínez, Lorenzo Sánchez, Víctor Pérez y César A. Concepción, quienes formaban parte del laboratorio fílmico.

Precursor Pionero. Después de Trujillo Desaparecida la dictadura, Hernández Mota fue de los precursores en la evolución de la televisión y el cine junto a Manolo Quiroz, Francisco Antonio Palau, Rafael Agusto Sanlley, Franklin Domínguez, Ricardo Thormann, Efraín Castillo y otros. De hecho, fueron los primeros en producir el documental y/o largometraje, “Caña brava”.

Durante ese proceso, Hernández Mota se dedicó también a la fotografia, siendo uno de los más importantes de la ciudad de Santo Domingo junto Papío y Ramón Báez, Barón Castillo, Julio Pou, Wifredo García, Alfredo Senior y Norman Thormann.

Haber sido camarógrafo de Rafael Leónidas Trujillo Molina, de su hermano Héctor Bienvenido Trujillo y de cubrir actividades sociales y políticas de los presidentes Fulgencio Batista (Cuba), Rómulo Betancourt (Venezuela), Juan Bosch (República Dominicana), José Figueres (Costa Rica), Adolfo Pérez Mateo (México), Joaquín Balaguer (Rep.

Dom.), los miembros del Triunvirato, Hector García Godoy, presidente provisional durante la Revolución de Abril de 1965, Luis Muñoz Marín, gobernador de Puerto Rico y Lindon B.

Jhonnson, vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica, convierten a Vinicio Hernández Mota, en un hombre-historia.

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