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Muestra Individual

Entre el verso y el lente

La pasión literaria de Ángela Hernández Núñez no es ajena al arte del lente. En 1985, coincidiendo con la publicación de su primer cuento “Alótropos”, nace su interés por la fotografía. Y ese mismo año también nace su impronta poética.

Ella nunca podrá olvidar aquellos portentosos días en que las artes visuales y la literatura atraparon su vida de una vez. Ahora recuerda que ese mismo año adquirió su primera cámara fotográfica. Lo hizo mientras se encontraba de tránsito en la Ciudad Panamá en una escala rumbo a Nairobi, Kenya, para participar en la Convención contra todas las formas de discriminación de la mujer. Era una simple cámara para aficionados con la que pudo tomar sus primeras instantáneas en el evento al que fue invitada y que reunía a importantes mujeres de todo el mundo. Y en ese orden, trajo de regreso a Santo Domingo, grabadas en su cámara, las rostros de las líderes latinoamericanas allí reunidas, una memoria visual de este extraordinario evento organizado por las Naciones Unidas: “Personajes como Rigoberta Menchú, las abuelas de la Plaza del Mayo, una comandante del Frente Farabundo Martí, entre otras, fueron captadas allí”, comenta la escritora.

Diez años de descanso Como amante de la literatura y aficionada a la fotografía, ella intentó trabajar en ambos intereses al mismo tiempo, sin embargo esto no pudo ser así.

Entre la escritura de cuentos, poesías, novelas y ensayos, dejo de lado la afición por las fotos. Durante ese tiempo publicó el grueso de su colección literaria, entre esas: “Masticar una rosa” en 1993, “Piedra de sacrificio”, que mereció el Premio Nacional de Cuento en 1998, las novelas “Mudanza de los sentidos”, ganadora del Premio Cole de novela breve 2000, “Charamicos” del año 2003 y “Metáfora del cuerpo en fuga” en 2006.

Diez años después volvió a retomar su interés por la fotografía. Es así como por el año 2007 reinicia su pasión por la cámara, pero esta vez con una visión distinta: “Para mi esta herramienta era otra forma de hacer poesía”.

Para Hernández cada imagen es una mirada y cada mirada es un poema súbito. Como artista del lente entiende que no hay separación entre los versos y las fotos, sino que ambos conforman “un dialogo de sentidos, silencios, juegos del tiempo, lazos provocadores de la imaginación, y mucho más”.

Libros y fotos El hecho de retomar su interés por captar imágenes, no le hizo dejar a un lado su oficio literario, por el contrario literatura y artes visuales se dieron la mano en perfecta armonía. Hasta el momento ha presentado cuatro exposiciones junto al fotógrafo italiano Attilo Aleoti, bajo el titulo: “Poética de lo nimio”: “Estas exposiciones tuvieron como escenario la Casa de Italia en Santo Domingo, el Centro Cultura en Santiago, el Palacio Ducale en Pavulo nel Frignano en Italia y la cuarta en Roma”, informó.

A pesar de ser graduada de Ingeniería Química, por sus venas corre sangre letrada, ya que no ejerció esta carrera como tal. Su interés por la fotos más esa pasión por las letras, la llevo a publicar sendos volumenes de poesía e imágenes, “Onirias”, el primero con el sello del Banco Central, y el más reciente “Acústica del límite”.

Su trabajo más reciente Su creatividad no es solo la impronta conceptual. Ella, para hacer una foto no solo elige una buena imagen, sino que se dedica a captar y mostrar, en su perspectiva natural, el detalle que comúnmente pasa inadvertido y a la vez está cargado de información e insinuaciones.

Recientemente se abrió su primera exposición individual en la Biblioteca Infantil y Juvenil, titulada “Destellos”, la cual recoge cuatro de sus series temáticas realizadas durante un cuatrienio.

La muestra presenta los trabajos de “Poética de lo nimio”, “Ventana Interior”, “Doméstico Viajero” y “Manuscrito del ojo”. Aunque un poco sutil, también se encuentran varios retratos, tema sobre el cual ella vislumbra organizar una muestra individual en el futuro.

(+) LA SEDE Y LA COLABORACIÓN La idea de elegir como sede de esta exposición la Biblioteca Infantil y Juvenil de la República Dominicana, fue directamente por la directora de la institución, Dulce Elvira de los Santos, y ella la acogió con mucho gusto. Para la directora, el hecho de mostrar en este lugar el trabajo fotográfico de la Premio Nacional de Literatura 2016, es una forma de poner a disposición de la sociedad las dos pasiones de Ángela Hernández.

El equipo de la biblioteca se encargó de la reproducción de las 44 fotografías que a su vez están acompañadas de poemas escritos por la misma autora. Su mayor placer no es solo presentar su primera exposición individual, sino destacar que este equipo se esforzó para que el público apreciara un trabajo profesional.

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