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Efemérides

La Unphu en constante progreso

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Carlos Esteban DeiveSanto Domingo

Recuerdo, no sin cierta nostalgia, aquel 21 de abril de 1966, cuando un grupo de 120 profesores de la UASD, reunidos en un salón de la Cervecería Dominicana, decidimos unánimemente, sin una sola voz en contra y pletóricos de entusiasmo, fundar una universidad, a la que dimos el nombre de Pedro Henríquez Ureña, nuestro gran humanista.

Desde entonces han transcurrido 50 años y cuatro meses y la UNPHU no solo sigue tan campante, sino en constante progreso gracias a la extraordinaria labor que lleva a cabo su dinámico actual rector, el arquitecto Miguel A. Fiallo, y el apoyo de la Fundación Universitaria Dominicana, integrada por prominentes industriales, hombres de negocios y profesionales, muchos de los cuales estudiaron en las aulas de esa alta casa de estudios.

El Presidente Joaquín Balaguer nos había donado, mediante el decreto de 21 de marzo de 1967, el terreno y edificio del antiguo Hospital Geriátrico, en ese año situado en la avenida John F. Kennedy. Durante varios días, hombres y mujeres nos dedicamos a limpiar el patio y a desinfectar y limpiar las paredes de dicho centro hospitalario.

Después de acondicionar el lugar, comprar pupitres y el diverso material necesario para su menester, la UNPHU inició sus labores docentes el 19 de noviembre de 1967 con una matrícula de 485 alumnos, entre ellos el hoy arquitecto Fiallo, graduado de la primera promoción. Actualmente cuenta con 9,000 estudiantes.

Debido a ese inusitado crecimiento, la UNPHU ha tenido que trasladar todas sus dependencias a un nuevo campus ubicado en una gran extensión de terreno aledaño a la misma John F. Kennedy y con dos entradas, una por delante y otra por la avenida de los Próceres. En él se han construido los edificios de la Administración, Escuela de Odontología, que presta sus servicios extracurriculares a personas de escasos recursos económicos; el Instituto Biomédico; la Clínica Veterinaria; el Laboratorio de Fisiología y la Facultad de Medicina, así como una espléndida biblioteca de diseño ultramoderno que alberga miles de obras, entre las que cabe citar las numerosas donadas por Balaguer, el auditorio, obsequio de Horacio Álvarez, y dos salones de actos, además de las aulas de las facultades. Además de todas esas instalaciones, la UNPHU dispone de una cafetería y de canchas de béisbol y baloncesto.

La universidad inauguró recientemente una Escuela de Música a la que asisten numerosos estudiantes. Junto con las disciplinas tradicionales, Ciencias Jurídicas, Ingeniería, Economía, etc., la UNPHU ofrece múltiples maestrías y doctorados. Adscrito a la universidad funciona el Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español, el cual permite que se curse la carrera de Historia con el aval de la Universidad de Sevilla. Con el fin de rendir un mejor servicio a la comunidad, la UNPHU administra y dirige una finca experimental agropecuaria con distintas especies de vegetales y de ganado. Sus dos extensiones, una en La Vega y la otra en Nueva York, permiten a los jóvenes domiciliados en esas ciudades cursar una carrera sin tener que desplazarse a la capital dominicana.

Aparte del pensum de cada disciplina, la universidad tiene un departamento extracurricular que organiza conferencias, seminarios y congresos. Su cátedra magistral ha tenido como invitados a personalidades dominicanas y extranjeras.

La UNPHU ha firmado docenas de convenios de intercambio con universidades españolas y de otros países europeos, hispanoamericanos y de los Estados Unidos. Gracias a esos intercambios, estudiantes y profesores pueden participar en una serie de actividades docentes. Otros convenios se han acordado con instituciones públicas de la Republica Dominicana acerca de proyectos de investigación y de desarrollo económico -- social.

Una de las creaciones más importantes debida a la iniciativa del rector Fiallo es “UNPHU, piensa en verde”. Con ella se persigue concientizar a la gente con relación a los problemas medioambientales. En tal sentido, profesores y estudiantes realizan periódicamente reforestaciones en distintas partes de la república.

No hay duda de que todo eso se debe al incansable y tesonero trabajo del arquitecto Miguel Fiallo, quien siendo un exitoso profesional en su ramo no había olvidado a su querida Alma Mater.

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