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Séptimo arte/largometraje animado

Van Gogh: una película pintada al óleo

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Verónica AbdalaEl Clarín, Buenos Aires

Sesenta y cinco pintores, de un total de 95 artistas especializados en la obra de Vincent Van Gogh, llegaban cada mañana al gigantesco hangar del parque Científico y Tecnológico de Gdansk, al norte de Polonia, para sumergirse en una nube de vapores de óleo: en esa suerte de gran factoría de cuadros pintados a mano se compusieron los 62.450 óleos sobre lienzo –muchos de ellos realizados en un solo día- que sirvieron como fotogramas de un film experimental que recrea los últimos días del gran pintor holandés.

Por fuera del hangar, a su vez, cientos de fans alentaban cada día a los pintores involucrados en esta producción artística sin precedentes, que en sí misma hubiera merecido su propio documental. La película se llama Loving Vincent, fue estrenada el pasado mes de junio y llegará en noviembre a la Argentina.

Se trata del primer largometraje de animación de la historia basado en esta técnica, que insumió un esfuerzo colosal. Para concretar el sueño de sus directores, un matrimonio de cineastas polacos, fue convocado un centenar de profesionales especializados en el estilo distintivo de Van Gogh, que trabajaron durante años en colaboración con expertos del Museo Van Gogh de Amsterdam, quienes brindaron asesoramiento preciso sobre las técnicas que utilizaba el pintor.

Las pinturas están en buena parte basadas en las obras del propio Van Gogh y reproducen en detalle sus marcas de estilo. Ahora se sabe que un segundo de película llegó a insumir hasta un mes de trabajo a cada pintor.

El primer trailer del film fue lanzado en febrero y causó furor en las redes: en un solo día se reprodujo 115 millones de veces. Entonces, muchos espectadores dijeron sentirse conmovidos ante las imágenes en movimiento del universo pictórico de Van Gogh.

La idea original de este proyecto es de Dorota Kobiela, una pintora y cineasta polaca a la que se le ocurrió en 2008, el año en que conoció a su actual esposo, Hugh Welchman (ganador de un Oscar, también en 2008, por el corto Peter and the wolf) filmar un corto con esta técnica original.

Polonia tiene una tradición respetable en materia de animación y cuenta con numerosos ilustradores y animadores que trabajan dentro y fuera del país. Dorota pensó en una obra de ocho minutos de duración pero Hugh juzgó que Van Gogh merecía mucho más que eso y la convenció de encarar la animación en gran escala. “Me enamoré de ella y luego me enamoré de su proyecto”, relataría Welchman después. Finalmente, y tras tomar la decisión, ambos encararon juntos la dirección de la película.

Kobiela tardó tres años en dar forma a la técnica que se terminó utilizando y permitió, además de llevar adelante la trama, recrear 125 pinturas de Van Gogh con un alto grado de fidelidad a los originales.

El efecto final permitirá a los espectadores, por ejemplo, sumergirse en una copia de La noche estrellada, una de las obras de Van Gogh, descendiendo desde las alturas del cielo, pasando por la luna y las estrellas, a través de coloridas nubes, violáceas y azules para, finalmente, ingresar a una casa de Arlés, donde continuará la acción.

Otro de los desafíos que superó el matrimonio de Kobiela y Welchman fue conseguir fondos para la película, que la mayoría de los productores consideró irrealizable, en un primer momento. Luego, los fondos aparecieron: en total, 5.5 millones de dólares- un monto desde todo punto de vista austero, considerando que otras producciones animadas, de Disney o Pixar pueden llegar a superar los 200 millones de dólares.

Loving Vincent también cuenta con el aporte de actores, que fueron filmados actuando las escenas, lo que le da al film la necesaria cuota de “acción viva”. Mediante procesos digitales específicos, esas imágenes, rodadas por las cámaras, contra paneles verdes o en construcciones que se asemejan a los paisajes u escenografías que se precisaron en cada escena- luego fueron sometidas a la intervención pictórica.

Entre los actores convocados se cuentan, Helen McCrory, Saoirse Roman (dos veces nominado al Oscar), Aidan Turner, Chris O’Dowd, Jeremy Flynn y Douglas Booth, elegidos todos ellos por su parecido físico con los personajes de los cuadros de Van Gogh.

Aunque en los libros de historia y de arte siempre se ha hablado de suicidio, la trama de la película sugiere que el pintor holandés –fallecido el 29 de julio de 1890, dos días después de recibir heridas de un arma de fuego, en los campos de Auvers-sur-Oise, un suburbio de París- pudo haber sido asesinado, como sugieren estudios recientes -entre ellos, una biografía, de Gregory White Smith, titulada Van Gogh, la vida. El homicidio, plantean los directores de Loving Vincent, es algo más que una hipótesis imaginaria. El film recoge testimonios contradictorios reunidos tras la muerte del pintor en Auvers e incluso sugiere que René Secrétan, un joven local de 16 años que disfrutaba ridiculizando al pintor y que admitió haberle facilitado el arma homicida, pudo haber estado involucrado de manera más directa en su muerte.

“Nadie pudo explicar nunca por qué Van Gogh se suicidó”, dijo Welchman al diario británico The Telegraph. “No dejó una sola nota, no escribió una sola carta, no hay evidencia de primera mano dada por el doctor Gachet, su médico, quien junto a su hermano Theo pasaron varias horas junto a él horas antes de que muriera. “Vincent estaba completamente lúcido al final, a pesar de los problemas de salud mental que lo habían aquejado siempre”, expresó el director de la película, abonando la idea de que pudo haber sido asesinado.

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