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El diccionario de la cultura dominicana

En las próximas semanas se pondrá en circulación en la Biblioteca Nacional esta importante obra del reconocido escritor y cineasta que llenará un vacío en la historia bibliográfi ca del país

Responsables. El doctor Leonel Fernández Reyna es el autor intelectual de la obra, y el escritor Jimmy Sierra fue su autor materia. Sierra fue asistido por un equipo de valiosos colaboradores.

Responsables. El doctor Leonel Fernández Reyna es el autor intelectual de la obra, y el escritor Jimmy Sierra fue su autor materia. Sierra fue asistido por un equipo de valiosos colaboradores.

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Carmen Guzmán y Luis BeiroSanto Domingo

Jimmy Sierra ha consagrado su vida a rescatar, valorar y multiplicar la cultura. Desde joven militó en las filas del Partido Comunista Dominicano. Sin embargo, esta militancia no le impidió mantener estrechas relaciones de amistad (y hasta de hermandad) con jóvenes de su generación con otras ideas y tendencias políticas. Aquellos tiempos fueron gloriosos. El país acababa de salir de la dictadura trujillista y los dominicanos comenzaron a formar partidos políticos y a vivir en una ciudad que pretendía el pleno respeto a las libertades públicas y a la democracia. Un día conoció a Leonel Fernández Reyna, quien lo confundió con Vladimir Lenin. Jimmy por entonces militaba en el PCD, mientras Leonel se incorporó al PRD, capitaneado por Juan Bosch y surgió entre ambos una hermandad que no solo se mantiene inalterable hasta el presente, sino que se ha resistido el paso de los años y se ha renovado de manera constante.

Esa ha sido una de las causas por la el hoy Presidente de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) tuvo la iniciativa y le encomendó a Sierra la realización de un Diccionario de la Cultura Dominicana para poder insertarlo íntegramente en la red y que los interesados en el arte y el folclor pudieran entrar a sus páginas y conocer a los auténticos valores que nos definen.

No era una tarea fácil. Aunque Sierra estaba preparado para esa iniciativa, siempre escuchó y aplicó las instrucciones de Fernández e hizo suyas las iniciativas de su amigo. Pero además, el autor se rodeó de un equipo de escritores y conocedores de la cultura dominicana que lo auxiliaron en el desarrollo de cada capítulo. Ellos fueron Reynaldo Disla, Héctor Martínez Fernández, Carlos José Peña y León Félix Batista.

El libro por dentro Prologado por el doctor Leonel Fernández, el volumen cuenta con 310 páginas y está ordenado de la A a la Z según la letra con que comience la manifestación cultural o la personalidad que aparezca.

La mayor preocupación durante todo el proceso fue asegurarse de no omitir ningún nombre importante, pues es sabido que, con frecuencia, en este tipo de trabajo se producen lamentables omisiones. Su preparación duró siete años.

Varias veces se había dado por terminado, pero surgían en el camino nuevos temas que era preciso contemplar decidiendo su inclusión en la mayoría de las veces.

Otro elemento fue la objetividad. Se evitó imprimir algún tipo de sesgo que pudiera influir en la separación de algún autor, evento o acontecimiento, de manera muy particular en el ámbito político.

Tampoco faltó el cruce de versiones distintas entre los investigadores, por lo que se trabajó dos y hasta tres veces el mismo tema.

La selección de las fotos mereció mucha atención, pues en principio se pensó en no incluir imágenes. Después, prevaleció el criterio de usarlas como documentos ilustrativos. El problema fue decidir qué o quiénes merecerían ser privilegiados con una foto, para no cometer injusticias.

La obra que el lector tendrá en sus manos será una cosmovisión del mundo cultural de la República Dominicana, desde sus orígenes hasta nuestros días.

Abarca las seis artes tradicionales (música, danza, poesía (letras), pintura, arquitectura y escultura), así como el cine (séptimo arte), el folclor y otros aspectos del mundo cultural.

Incluye los grupos, personalidades, talleres, círculos y movimientos (literarios, artes plásticas, teatro, cine y otros). También, los centros culturales, institutos, ateneos, escuelas, archivos, universidades, fundaciones, academias, comisiones, museos, bibliotecas y otros eventos e instituciones junto a festivales, ferias del libro, carnavales, cofradías y grupos folclóricos.

El tomo resalta épocas, períodos y procesos que marcaron nuestra identidad, tales como, la política cultural desarrollada por el gobierno de Gregorio Luperón, bajo la orientación de Eugenio María de Hostos, los escritores que combatieron contra la ocupación norteamericana de 1916, el arte en la Era de Trujillo, los aportes de los exiliados que llegaron al país durante y al final de la Guerra Civil Española, el arte durante la Guerra de Abril de 1965, la labor teatral de Rafael Villalona y Rómulo Rivas, las jornadas de Teatro Callejero durante los Doce Años, y muchos otros.

Su edición estuvo a cargo de la Directora de la Editorial Funglode, Noris Eusebio-Pol asistida por un equipo de profesionales preparados tanto cultural como técnicamente para una empresa del tal envergadura. Tanto la versión impresa como la digital derrochan buen gusto y creatividad. La mayoría de las fotos son exclusivas o poco conocidas.

La obra será presentada en el transcurso del presente mes de septiembre, en un periplo que abarcará la Biblioteca Nacional “Pedro Henríquez Ureña” y las ciudades norteamericanas de Nueva York, Miami y Nueva Jersey. También en Puerto Rico y otros lugares con amplias comunidades dominicanas.

Esta versión permitirá ir incorporando nuevas entradas de autores u otras informaciones que hayan sido omitidas involuntariamente, al tiempo que permitirá entrar en contacto con obras, entrevistas, documentos y otros aspectos relativos a autores o temas generales.

De esta forma, por ejemplo, en el caso de un pintor, el usuario podrá, al tiempo que conocer sus datos, ver cuadros, exposiciones y opiniones de críticos.

Así, se podrá acceder a canciones, poemas, entrevistas, documentales y cualquier otro audiovisual concerniente al tema que se desee.

De la misma manera, se ofrecerán visitas virtuales a lugares de interés cultural.

Este será un espacio vivo, que se renovará constantemente y se mantendrá actualizado para que el lector sienta que la obra se enriquece constantemente y no es solamente un material estático, ritual, ajeno a los tiempos que hoy vivimos.

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