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Homenaje

Un manantial de paz en el Parque Nacional Aniana Vargas

ESTE ESPACIO ESTÁ DESTINADO A CONSERVAR LA ÚNICA MUESTRA DE KARST -FORMA DE RELIEVE- QUE HAY EN EL INTERIOR DEL PAÍS

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Altagracia KubinyiSánchez Ramírez, Cotuì

República Dominicana es un país históricamente rico en vegetación y zonas boscosas. El Parque Nacional Aniana Vargas es la expresión perfecta de este valor, un lugar cargado de ingenuidad y biodiversidad.

Con una extensión de 130 kilómetros cúbicos, este parque respira la fuerza de Aniana Vargas y revive su memoria. La dama fue conocida por su consistente lucha en favor del medio ambiente y su firme decisión de proteger la casa de todos y todas, la madre tierra.

Rafaelina Vásquez, guardaparques del lugar, explica con visiones muy claras, que este parque constituye uno de los espacios más importantes de la zona.

“Aquí las personas vienen por múltiples razones; a divertirse, reflexionar y pescar, esta última es la principal actividad”, refiere Vásquez con firmeza en sus palabras.

“Yo pienso que tener este lugar como Parque Nacional es un gran logro, no solo del país sino internacional. La razón es sencilla, estamos protegiendo los recursos naturales, el medio ambiente y la vida humana”, explica un señor que solicitó no revelar su nombre.

Un compromiso colectivo Esta área verde se encuentra en el mismo centro de las acciones mineras. Algunos de los proyectos de responsabilidad social de estas empresas tocan el corazón del lugar, como es el caso de la actividad de pesca que se hace en la presa de Hatillo Palma, una iniciativa de la Barrick Pueblo Viejo.

A pesar del rose intrínseco entre las actividades económicas de carácter minero y el Parque Nacional Aniana Vargas como zona virgen, el cuidado del área es una prioridad de todos.

Y según algunos visitantes, esto incluye a las empresas que tienen su vida comercial allí.

No fue fácil Aniana Odina Vargas Jáquez expuso la necesidad de una actitud consciente ante el medio ambiente en el año 1980, desde esa época la ferviente luchadora visualizaba la obligatoriedad de reconocer algunas zonas del país como áreas protegidas y es en el 2009, a casi una década de su muerte, que se declara el lugar como Parque Nacional Aniana Vargas.

El señor, que pidió no revelar su identidad, indicó que ponerle el nombre de Aniana Vargas al parque es una forma de honrar y reconocer el incalculable esfuerzo de la bondadosa mujer.

“Realmente no fue una lucha fácil. Miles de puertas se cerraron y gracias al esfuerzo de personas que se unieron, se pudo concretizar un sueño ciudadano”, especifica la fuente.

La casa de la gloria Llegar al parque representa justamente una experiencia paradisíaca y la oportunidad de conocer las maravillas de la naturaleza en un solo lugar.

La flora y la vegetación está representada de las especies de bosques húmedos subtropicales.

Hay Almácigo, Yagrumo, Jabilla criolla, Cigua Blanca y Bayahonda.

La fauna es muy variada y con mayor representación de las aves, de las cuales se destacan el pájaro bobo, cuatro ojos, cigua común, zumbador grande y cuyaya.

Puerta turística La riqueza que hay en el parque se presta para desarrollar actividades ecoturísticas de mayor envergadura.

Toda la extensión territorial es acompañada de cuevas con diferentes representaciones históricas a través de la pintura y el arte rupestre.

En cada árbol se respira la magia y la frescura del lugar. El sol se cubre de las plantas y los visitantes se refugian de la sombra.

Al aire libre La actividad más usada en el parque es la pesca por su característica de estar bordeado de las aguas de la presa de Hatillo Palma y la firme actitud de los residentes de hacer de este deporte un medio para subsistir.

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