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Detrás de la máscara

El autor comenta el libro de esta joven escritora y destaca sus valores literarios contenidos en el mismo

La muerte es uno de los enigmas que el ser humano no podrá resolver o tener certeza alguna. Cualquier experiencia cercana nos llena de angustia y miedo. Los maestros dicen que si dejamos de temerle la vida se hace más plena. Los budistas la definen con lo que no es. El occidental se apresura a especular: Rodeos apriorísticos y, por tanto, queda en la esfera de las ideas y lo probable. Poetizar la muerte no la define, más bien, se interna en el misterio. Pero, de alguna u otra manera, son aproximaciones. La experiencia emana esa inmovilidad que vemos. La muerte es democrática, justa y universal.

En el libro que nos ocupa, Detrás de esa máscara de la poeta uruguaya, Rocío Cardoso, la muerte es su tema central. Lo reflexionado en el párrafo anterior nos implica a todos. Como tal, veremos el hallazgo o las aproximaciones. El mismo está dividido en 36 textos y cada uno lleva epígrafes de Omar Khayyam. Dos libros en uno: el de ella y el de Omar. Uno remite al otro. Lo que interesa es la aproximación de Rocío Cardoso. Lo hermético o no tiene valor en el poema y en sus referencias. Y no hay nada más hermético que la muerte. Vida y Muerte son dos aspectos de la misma moneda. En una se manifiesta como vida y en la otra como muerte. En el budismo establece que la muerte es vida en estado latente que logrará manifestarse o encarnarse, nuevamente, según el dictamen del karma.

Para nuestra poeta la máscara tiene el símbolo de vida que la muerte sostiene, también lo que está detrás de lo ilusorio (esencia de nuestra parte efímera). ¿Cuál será la geografía de la muerte? El hades. Un mundo de sombra que hace cesar lo vivido. Quien muere no necesita de la memoria. Está fuera del devenir.

“Tu silencio

enluta la memoria

ya no eres quien eras”

(Pág. 39)

La muerte transforma, pero no sabemos en qué, salvo el vestigio de huesos. ¿Cuál será el único recurso del vivo? La memoria que, transcurrido el tiempo, se diluye en el vivir afanoso hasta formar parte del olvido (otra manera de acabar radicalmente).

“Camina tu ostracismo

por laberintos de sombras

Dios dispone la vestidura

los huesos

crujen al viento

recordando tu ausencia”

(Pág. 71)

La memoria: Lejanía en la ausencia. El poemario tiene un tono elegíaco, a pesar de no serlo en el muestrario común. Ante la muerte cualquier enunciación se desliza por las aguas del lamento. Me parece que el canto, gracias a su sobriedad, logra tocar la cuerda vibrante del corazón angustiado.

“Me sorprende esta casa

de ventanas abiertas

donde habitan ecos de tu risa.

nogales que circundan

el roce del silencio

en mis costado

y tu ausencia

como vasija quebrada.”

(Pág. 69)

Al romperse la vasija, el alma recoge los pedazos que se erigen en el recuerdo.

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