“¿Quién fue San Juan Bautista?”

Hoy celebramos la fiesta de San Juan Bautista.

Fue llamado “el Precursor”, porque fue el que habló del “que habría de venir”: Jesús de Nazaret, el Mesías, el Señor, el Redentor del mundo.

Juan Bautista aparece en los 4 Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas, y Juan el evangelista.

Toda su infancia es un misterio hasta el año 27 de nuestra era, en el que empieza a predicar y hasta a bautizar. Nació seis meses antes de Jesucristo. También bautizó a Jesús y lo reconoció como Mesías, cuando el Espíritu Santo descendió sobre él. Su padre era el anciano Zacarías, y su madre, descendiente de Aarón, Isabel (Lc 1, 5).

Después de años de penitencia predicó a las gentes la llegada del Redentor, preparándolos para el acontecimiento.

Siendo solo un muchacho, y huérfano de padres huyó al desierto lleno del Espíritu de Dios porque, el contacto con la naturaleza, le acercaba más a Dios. Vivió toda su juventud dedicado nada más que a la penitencia y a la oración. Como vestido, sólo llevaba una piel de camello, y como alimento, aquello que la Providencia pusiera a su alcance: frutas silvestres, raíces y principalmente langostas y miel silvestre. Solamente le preocupaba el Reino de Dios.

Vivió en el desierto hasta el día de su manifestación a Israel.

Fue quien denunció la unión incestuosa de Herodes Antipas con su sobrina Herodías, mujer de su hermano. Esto causó gran odio y Salomé, hija de Herodías, a instancia de su madre, solicitó la cabeza de Juan tras haber bailado ante el rey. Herodes le mandó ejecutar en la prisión de Maqueronte, a orillas del Mar Muerto. Después, su cabeza fue ofrecida al rey por Salomé en una bandeja de plata. A mediados del siglo IV el sepulcro de San Juan Bautista era venerado cerca de Napulsa en Samaria. Fue profanado en tiempos del Emperador Juliano (361), pero, San Jerónimo atestigua la persistencia del culto del Precursor en aquel lugar. San Juan Bautista es el único santo al cual se le celebra la fiesta el día de su nacimiento: 24 de junio. San Juan supo que era hora de preparar el Camino del Mesías. A lo largo de las orillas del Jordán, donde Juan había comenzado su predicación, la gente se aglomeraba y escuchaba en gran silencio. Sin embargo, él no prometía honores y riquezas. “Haced penitencia- decía - porque el reino de Dios está cerca”. Y los que creían en él y se arrepentían de sus pecados, se hacían bautizar; se introducían en las aguas del Jordán, y Juan, con aquella agua, los preparaba para recibir el don de la justificación: “Tú, que nos bautizas, ¿Quién eres? - le preguntaban algunos, pensando que era el Cristo - Y Juan respondía: en medio de ustedes se encuentra uno, a quien no conocen, del que no soy digno de desatar la correa de su calzado, Él los bautizará con el Espíritu Santo. Amén.