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¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

¿Qué es paternidad responsable?

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Maruchi R. de ElmúdesiSanto Domingo

“Dios creó al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó! Y los bendijo Dios, diciéndoles: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla.” (Gen 1, 27-28)

¡Palabra de Dios!

La voluntad de Dios sobre la familia es, no solo de natalidad, pero, no es tampoco lo que dicen los organismos internacionales ni nacionales de planificación artificial familiar, ni lo que dicen los gobiernos, que son cómplices de la explotación familiar de los pueblos, ni lo que dice un buen número de médicos. Son muy pocos los políticos y los médicos que tienen un criterio correcto. Muy pocos. Y la voluntad de Dios sobre la familia está clara.

Una pareja no puede ser esclava de un sistema, ni de dentro ni de fuera. Tiene que ser libre responsablemente. Las parejas han de tener la libertad de decidir con responsabilidad, sobre la marcha de su matrimonio, cuántos hijos y cada cuánto tiempo los han de tener. De lo contrario, estarían muy lejos de lo que Dios quiere para la familia hoy.

El Documento sobre la Constitución de la Iglesia en el Mundo Actual (Familiaris Consortio), en los números 50 y 51, del Concilio Vaticano II, dice: “En el deber de transmitir la vida humana y educarla, lo cual hay que considerar como su propia misión, los cónyuges saben que son cooperadores del Amor de Dios Creador y como sus intérpretes. Por eso, con responsabilidad humana y cristiana cumplirán su obligación con dócil reverencia hacia Dios; de común acuerdo y propósito se formarán un juicio recto, atendiendo tanto al bien propio como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias del momento y del estado de vida, tanto materiales como espirituales, y, finalmente teniendo en cuenta el bien de su propia familia, de la sociedad y de la Iglesia. Este juicio, en último término, lo deben formar ante Dios los esposos personalmente”.

El Concilio pide un juicio recto. Hoy en día hay muy poca gente que piensa. Pero todavía hay mucho menos gente que piensa rectamente. Se está pidiendo un ideal que no es fácil, porque exige un estudio, una formación, una maduración de la fe. Exige que los esposos conozcan la Doctrina de la Iglesia y que la sepan aplicar a la vida matrimonial.

Si las parejas dejan que su vida siga su rumbo sin madurar la fe, entonces vienen los contrarios a la Iglesia y le llenan la cabeza de ideas raras, engañándolas precisamente con las cosas contraria a la Doctrina de la Iglesia.

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