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SENDEROS

La fe, suprema aceptación de confi anza

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Lesbia Gómez SueroSanto Domingo

Es sabido lo fácil que es creer por creer, pero más complejo es creer en lo que no se cree o no se percibe con los sentidos. Parece un juego de palabras, mas no lo es. Cuando se penetra en la esencia, se concilia como poco o nada de fe y es que creer en “aquello”, como una abstracción del “absoluto” o de su indefinida concepción y existencia, conduce a eludir la investigación para evitar la aceptación que conlleva asumir responsabilidad. Y es que hay un manifiesto que expresa íntegramente la actitud del hombre respecto a esto: “Que, a mayor conocimiento, mayor es la responsabilidad”, permitiendo, acomodarse a esta condición, so pretexto de ignorancia. Haciendo como el avestruz, que esconde su cabeza en la tierra, en el entendido que tiene protegido su enorme cuerpo.

Es por ello, que el hombre debe comprender la necesidad de desarrollar la fe, pero una fe basada en resultados positivos, que aún no se entienda, manifieste el sustrato de su verdad íntima, alcanzable y realizable. Para esto deberá desenvolver una serie de interrogantes que lleva como sello en su consciente, principalmente: “De dónde viene, y hacia dónde va”. Y es, que, aturdida la conciencia por la profundidad de la pregunta, prefiere aceptar, que se parte de la nada y a la nada volverá. Como consecuencia de esto, obvia el resultado de sus actos, al no temer al juzgamiento moral de su conciencia en su final. Más aún, cuando también se pregunta la procedencia de Dios, considerando mejor negarlo, al no poder “comprenderlo”.

Por otro lado, se incrementa la imprudencia, cuando se cree o se tiene por seguro por Fe, que un rito clerical, no importa su denominación, te ofrece un perdón o una absolución de los errores, cuando de por vida, te has permitido violentar la intimidad de las leyes, con odios, maldad y las más socorrida, la criminalidad en los actos, que no sólo entraña muerte, sino también, sacrificios, tortura y maltratos físicos y no físicos, a indefensos animales y a los humanos. En síntesis, creer por dogmas, sin afianzar con el verdadero respeto lo que se cree, no es fe. La verdadera fe es ser consciente de que puedes alcanzar las metas de autorrealización, con la voluntad firme, de separarse de los apegos y deseos.

Fe alcanzable y realizable es entender, que tienes a mano las herramientas para cambiar el rumbo del destino, transformando el odio con amor y el egoísmo con servicios y perdón; pues ha de comprenderse, que se está sujeto a este, con la identificación con efectos dañinos de la personalidad y el egoísmo.

Es también, que los resultados que te da una fe verdadera es creer que Dios permanece oculto en todos los corazones, pudiendo acceder a Él, a través de una disciplina moral y de autorrealización, permitiendo compartir con tus hermanos el servicio con el conocimiento y dones que te da el espíritu, y la seguridad de que, transitando el sendero con Cristo, podrás realizar con permanente gozo a Dios.

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