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SENDEROS

Vencer los retos del sobrepeso

Si hay algo que me ha marcado más que las canas y el envejecimiento normal que todo ser humano debe vivir con el paso de los años, ha sido mi sobrepeso; en un momento de mi vida llegué a pesar por encima de las 320 libras, y con ello dejé de tener hasta nombre, me decían “gordo”, “gordito”, o cualquier otra palabra relacionada; como si la burla se apoderara de todas las personas, sin mencionar que los primeros en usarla fueron los del círculo familiar; y desde la panza hasta la cara, la papada o cualquier parte de tu cuerpo se convierte en el arma ideal de aquel que quiera burlarse, y en el peor de los casos, ofenderte.

Es peor que la lepra. Todo el mundo se convierte en el cuidador de tu dieta, personas que ni te conocen se atreven a opinar cuando te ven en el camino del sobrepeso mórbido en el cual me encontraba. Era el año 2012 y en el 2013 fue cuando las cosas lejos de mejorar empeoraron, una escoliosis y dos vértebras con hernias discales fueron lo que dispararon la necesidad de que me reeducara con la dieta; debía reducir peso, debía hacer sacrificios para que ese proceso autodestructivo se detuviera; era en realidad un camino amargo. sin embargo, lo que menos en realidad me molestaba era ser el receptor de tanta burla. Estaba atravesando un segundo divorcio y un duelo emocional se apoderó de mí por casi cinco años. A base de sacrificar los azúcares y los carbohidratos las cosas mejoraron en un año, en 18 meses reduje casi 100 libras sin operaciones ni medicación, pero la burla aún sigue ahí envuelta de broma inocente, las personas suelen ver mi panza en lugar de mi cara, es como si ella me hubiera ganado la atención.

La escoliosis hizo que mi cuerpo se volviera distal (un lado más doblado que el otro) y eso también trajo de nuevo la clásica sorna, ya no era solamente mi panza sino la forma de caminar la que me dieron ese toque de burla casi perenne en mi vida. Esos maestros fueron efectivos porque de joven también solía burlarme de los obesos y de los gordos, de hecho, uno de mis mejores amigos llamado Luis Macal murió debido a un sobrepeso mórbido que lo llevó a la muerte. En esta década que me ha tocado vivirlo no puedo más que expresar que las personas con sobrepeso caen muchas veces en enfermedades mentales debido a la estigmatización social; esa animosidad social termina por quebrar las ya de por sí frágiles autoestimas de estas bellas personas, las tazas de depresión son muy altas, alarmantes.

El demonio del sobrepeso afecta la salud por todas las enfermedades que devienen de este, y afecta la autoestima porque las personas dejan de amarse y aceptarse tal cual son. Una de las cosas más liberadoras que pude hacer fue tomar una foto de mí mismo en una calzoneta y publicarla en mi cuenta de Instagram diciendo que amaba a mi cuerpo a pesar de ser imperfecto y tener sobrepeso; eso me trajo mucha paz mental, pues a pesar de tanta burla yo había decidido amarme y respetar aquello que tanta gracia y chiste causaba en los demás. Cuando me atacan por mi sobrepeso les doy las gracias y devuelvo la intención, no puedo aceptar lo que me desean, devuelvo esa energía y sencillamente no la acepto.

Usted debe amarse, respetarse y aceptar ese hermoso sobrepeso que con esfuerzo algún día superará, no por los demás sino por usted, porque se merece una dieta sana y la mejor forma física, porque sencillamente usted no puede dejarse vencer. A todos los que luchan sigan adelante y aprendan a aceptarse y amarse tal cual son.

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