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DOS MINUTOS

El plan para su vida

Para conocer ese plan solo hay que hacer silencio y escuchar. “Yo estaré contigo en todas tus empresas”, dice Dios.

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Luis García DubusSanto Domingo

El almacén estaba vacío. Ya todos se habían retirado. Pero él no, puesto que él dormía allí.

Era duro trabajar toda la semana, dormir en el piso de aquel almacén, y tener que esperar hasta el sábado en la tarde para volver a ver a su esposa e hijos.

Lo que no sabía Francisco, un pobre campesino dominicano, es que Dios tenía un plan para su vida.

Una noche, una idea llegó a su mente: ¿no podría él conseguir un préstamo, comprar un triciclo de segunda mano y vender huevos por la calle?

Aquella noche Francisco durmió poco, pero ya la idea había prendido en su mente.

Según me contó Francisco, mi querido amigo, esa fue la primera vez que él se dio cuenta de que, si él lo pedía, y estaba atento, alguien metía ideas en su mente.

Han pasado muchos años ya, durante los cuales Francisco ha seguido recibiendo ideas cuando las ha necesitado. Su familia no ha pasado necesidad. Están pagando su casa propia en la ciudad. Sus hijos han podido estudiar.

Y Francisco ha podido estar presente en la casa como un padre que no solo trae dinero suficiente, sino que también ocupa responsablemente el puesto de ser cabeza de su familia.

El evangelio de este domingo (mateo 2, 13-15, 19-23) nos habla de otro hombre pobre a quien también dieron la misión de encargarse de una familia.

Él también aceptó responsablemente su misión de ser la cabeza de aquella pequeña comunidad.

Él también pidió y estuvo atento.

Y él también recibió orientación. Toda la que necesitó para cumplir su misión a cabalidad.

El evangelio narra que a aquel carpintero llamado José le dieron tres ideas distintas en tres noches diferentes.

La primera fue: “Vete a Egipto”. La segunda “vuelve ya”, y la tercera “vete a Nazareth”.

Y José escuchó porque estaba atento, y obedeció porque confió en Dios.

Y a quien escucha y obedece esa voz orientadora, no solo le va bien, sino que además cumple su misión a cabalidad.

Hay mucha gente que no se ha dado cuenta de que Dios tiene un plan para su vida. Y es una lástima porque desaprovechan valiosísimas orientaciones que podían recibir, y viven con un enorme vacío: vacío de presencia, vacío de misión.

La pregunta del hoy ¿Tiene Dios un plan para mí?

Así es, amigo, y solo hay que hacer silencio y escuchar.

Y a usted y a mí nos dice hoy: “Yo estaré contigo en todas tus empresas” (Samuel 7,9).

Y nos agrega: “¡Yo te lo mando! Ánimo. Sé valiente!” (Josué 1, 9).

Quizás sería muy buena idea aprovechar estos días para hacer un poco de silencio, para así caer en la cuenta con mayor claridad de cuál es el plan que Dios tiene para nosotros, y cuál es la misión que estamos llamados a cumplir en este momento.

Luego lo único que había que hacer es, como Francisco, como José, estar atentos y obedecer.

Hay mucha gente escuchando humildemente, y actuando confiadamente.

A ellos, a usted y a mí, cualquiera de estas noches, alguien nos meterá ideas en la cabeza, y… ¡nos irá muy bien!

Los que se dejan conducir por el Espíritu Santo esos son los hijos de Dios. ¿Cómo escuchar a Dios? Cuando cesan el miedo y las auto recriminaciones se hace el silencio, y es en ese silencio donde se puede escuchar a Dios.

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