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¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

Estemos vigilantes

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Maruchi R. de ElmúdesiSanto Domingo

Estamos llegando ya al final del Año Litúrgico, y las lecturas tienen que ver mucho con el estar alertas. No podemos dormirnos en nuestros laureles, como se dice, sino que debemos de estar siempre pendientes de lo que puede suceder. La primera lectura viene del Libro de los Proverbios, y trata de la mujer hacendosa, que trabaja con la destreza de sus manos. El marido la valora mucho.

Ella siempre le trae riquezas, ganancias y no pérdidas, todos los días de su vida. Abre sus manos al necesitado y ayuda al pobre.

“Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al señor merece alabanza. Cántenle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza”. (Idem) El Salmo es el 127, que es el que canta: “Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien.

Tu mujer como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevo de olivo, alrededor de tu mesa. Esa es la bendición del hombre que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sion, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”. Es un Salmo que se utiliza mucho en algunas misas de bodas, porque es como un deseo de que la vida que comienza sea de agrado a Dios, especialmente al emprender un nuevo camino en su vida de familia. Y qué decir de San Pablo, quien les dice a los de Tesalónica que no se duerman, que no saben ni el día ni la hora en que vendrá el Señor. Y cuando estemos diciendo “paz y seguridad, entonces de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar”. Les recuerda mucho que ellos ya no viven en tinieblas, para que ese día no les sorprenda como un ladrón, “porque todos ustedes ya son hijos de la luz e hijos del día. Así pues, no durmamos como los demás, sino que estemos vigilantes y despejados”. El Evangelio es el de los talentos, es un evangelio que debemos tener siempre presente en nuestra vida. Dios nos ha dado dones a cada uno de nosotros, diferentes según el caso, pero el que debemos cuidar y multiplicar a lo largo de nuestra vida. Hay gente que se pasa la vida “vegetando”, y deja de producir a lo largo de su vida frutos que serían de gran ayuda para sus hijos y familias, y para la sociedad igualmente.

Da pena que no se den cuenta de que el Señor al final de sus días les pedirá cuentas como las del señor del evangelio de este domingo. Al empleado negligente, le mandan a quitar hasta lo que tiene y se lo dan al que tiene más, porque “al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta o que tiene. Y a ese empleado inútil échenle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

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