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Obras son amores
Cuando nos vemos desafiados ante fenómenos naturales, enfermedades que vulneran la supervivencia, en el umbral de cualquier trastorno, regularmente nos volvemos religiosos o espirituales. Se reflexiona sobre la propia responsabilidad, o tendemos a culpar a otros. Con frecuencia surge un espíritu de cooperación y trabajo en equipo que debería perdurar eternamente. De ahí surge el refrán que reza: “sólo recuerdan a Santa Bárbara cuando truena”. Ahora surgen los sentimientos de empatía y apoyo que deberíamos exhibir invariablemente.
Luego de la crisis donde afrontamos la fragilidad humana, regresa la insensibilidad, nos arrollanos unos con otros de todas las formas posibles; nos agredimos nosotros mismos con poco cuido, incluyendo salud física y mental. Olvidamos al Absoluto. Sea evolución o la creación el origen, nuestra “adelantada” especie está devastando su único hogar. Cada quien posee la oportunidad de impactar y modificar su entorno más próximo. No deberíamos esperar lo peor para actuar. Cultivemos hábitos benéficos para todos.