‘Mi casa es casa de oración’

El profeta Elías, en la primera lectura de hoy, habla de la importancia que tiene “guardar el derecho, y practicar la justicia, porque la salvación está por llegar y se va a revelar su victoria. A los que aunque sean extranjeros, si aman a Dios y perseveran en su alianza, los atraeré hacía mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, porque mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos”.

Y es que para ser servidores del Señor y amar su nombre debemos acoger todos sin exclusión de nadie, aceptar a todos por igual extranjeros, o no. Ese es el mandamiento más difícil para nosotros: “amar al próximo como a nosotros mismos”.

Con tan poco reconocimiento para con nosotros mismos, nos es mucho más difícil, por la educación que hemos recibido en nuestros hogares, nos cuesta mucho aceptar al otro por lo que es, y no por lo que tiene o puedo conseguir con él.

En nuestro país nos viene muy bien este pasaje, porque a veces no somos muy solidarios ni cristianos con nuestros vecinos, es verdad que estuvimos sojuzgados por 22 años, que nuestra independencia fue de los vecinos, que no fue de España como la mayoría de los países de Latinoamérica, pero, últimamente la situación ha sido diferente, y estamos tratando de llevarnos bastante bien, para beneficio de ambos países y sus economías. Nuestra casa debe de ser siempre una casa de oración, para orar por nuestras debilidades y crecer cada día más en el amor de Dios y en su justicia. Estamos viviendo tiempos difíciles. Algunos de los medios de comunicación incitan a la violencia, y a la intolerancia, y si queremos paz, no podemos predicar la guerra. El salmo de hoy expresa: “Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben”. Es un salmo precioso y sumamente edificante. El Señor quiere que canten de alegría las naciones, porque Él rige al mundo con justicia, rige los pueblos con rectitud y gobierna las naciones de la Tierra. Nosotros somos los que con nuestra intransigencia dañamos los planes del Señor, y provocamos las guerras.

Hoy celebramos el día de San Bernardo de Claraval, monje cisterciense. Una personalidad esencial de la historia de la Iglesia Católica y el más notable en su siglo. Promovió el canto gregoriano, la vida monástica y la expansión de la arquitectura gótica. Fue un gran místico y promovió la devoción mariana. Vamos a pedir al Señor que nos ayude como San Bernardo, a tener la devoción a nuestra santísima Virgen María, Madre de nuestro Pueblo dominicano. ¡Amén!