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¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

¿Es la impunidad, cristiana?

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Maruchi R. De ElmúdesiSanto Domingo

Dice el Diccionario Pequeño Larousse Ilustrado que la palabra impunidad significa (para los que aún no lo saben) falta de castigo: la impunidad hace cada vez más atrevido al criminal.

Y es verdad, desde que se deja sin castigo al que delinque, se han aumentado los crímenes, los robos, los asesinatos, etc. Se ha perdido la vergüenza de ser malo. Desde que la justicia se ha corrompido, todo marcha sin rumbo. Desde que se dice: “todo está bien”, han comenzado los problemas del crimen sin castigo.

¿Qué dicen las Sagradas Escrituras sobre la impunidad?

En el Levítico, Dios dice a Moisés que todo aquel que traspase alguna de las prohibiciones del Señor, haciendo algo prohibido, tendrá que realizar sacrificios expiatorios o sacrificios penitenciales. En cuanto a fraudes contra el prójimo, el Señor dijo a Moisés: “El que cometa un delito contra el Señor defraudando a su paisano, en concepto de depósito, préstamo, robo, explotación o apropiación con perjurio de algo perdido, pecando e incurriendo en reato (obligación de expiar la pena correspondiente a un pecado) deberá restituir lo robado, lo ganado con explotación, el depósito o apropiación de algo perdido o cualquier caso de perjurio. Lo restituirá por completo con recargo de un 20%, y se lo devolverá al propietario al ofrecer el sacrificio penitencial”. (Levítico 5,20-24) ¿Es eso impunidad? Al mal hay que controlarlo definitivamente.

¿Qué le ha pasado a este pueblo “cristiano” y “bueno”? ¿En qué se ha convertido? Las iglesias están llenas de gentes, sin embargo, la sociedad no presenta ningún cambio en cuanto a actuaciones positivas. ¿A dónde se han ido los “cristianos”? Por qué no salen a defender los valores de justicia, verdad y paz. El Señor nunca dijo que la justicia debía ser obviada, y que el criminal no pagara por sus hechos delictivos. Jesús era obediente de las leyes que consideraba justas para el hombre: “No piensen que he venido a echar abajo la ley ni los profetas, sino a dar cumplimiento”. (Mt 5, 17) Jesús incluso hace que Pedro pague los impuestos de él y de Pedro. (Mt 17, 24-26) Y recalcó: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.” (Mt 22, 21). También exclamó en relación al que escandaliza (algo que se ha generalizado increíblemente en nuestra sociedad) Quizás por eso la marcha contra la impunidad del domingo pasado. ¿Fué un éxito? Que piensa nuestra sociedad.

“La Sagrada Escritura habla más de 800 veces de la justicia y del ‘justo’, expresión esta última de la que el lenguaje bíblico se vale para designar al ‘bueno’ y al ‘santo’. Esta virtud, la justicia, pone orden en nuestras relaciones con Dios y con los demás; hace que respetemos mutuamente nuestros derechos; hace que cumplamos nuestros deberes; pide sencillez, sinceridad y gratitud. La paz es obra de la justicia, o sea, que remueve los obstáculos para que exista la paz”. (Tomado de la Educación de las Virtudes Humanas de David Isaacs)

Entonces queridos amigos, ¿Qué nos ha llevado a la impunidad? ¿El miedo? El Señor también nos ha hablado del miedo cuando nos dice: “No tengan miedo, que nada hay cubierto que no deba descubrirse, ni nada escondido que no deba saberse; lo que les digo de noche, díganlo en pleno día, y los que escuchan al oído, pregónenlo desde la azotea”. (Mt 10, 26-27) Entonces, ¿a quién tememos? Y si sabemos, ¿por qué callamos?

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