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SENDEROS

Lo incompleto es la perfección

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Thany Matos de SucartSanto Domingo

Las personas creen que son seres incompletos, que necesitan de alguien o alguna cosa para ser completos o perfectos; nadie o nada hace que alguien sea perfecto, todos son perfectos desde que nacen y aun después de la muerte se conserva esa virtud divina.

Nada en ninguna parte de los universos está incompleto, si así fuera no habría evolución en lo creado, o en los seres de la creación; hay evolución en los campos espirituales de los seres y creaciones hacia una mejor versión de eso, dando cabida a la fiscalidad de eso, en campos más altos. Es que cada nivel de avance tiene su perfecta imperfección, eso es para buscar la mejor versión de sí mismo.

Lo perfecto es lo incompleto, las demás cosas o pensamientos sobre cómo deben ser los demás, son solo ideales de control de cómo deben ser los demás o las cosas; cada cual vive su diseño divino en la perfección y atributos, donde las faltas y sobras es lo que hace que un individuo sea único e irrepetible, de lo contrario todos los universos estarían mal y ya habrían colapsado, inclusive nosotros. El pensamiento descontrolado y la mente inferior son fuente creadora de perfecciones inequívocas de cómo deben ser los demás basado en ideales para satisfacer necesidades de la mente, eso es un barril sin fondo. Ya que si se actúa sobre los ideales de perfección ajena no habría evolución de las cosas, y por ende no se producen los cambios en los seres de cualquier especie que comparte cualquier mundo habitado.

Cuando se destapó esto de lo perfecto en los campos espirituales, los seres humanos entendieron que les faltaba algo, esto trajo como consecuencia que se iniciara una búsqueda para completar la parte que faltaba para llegar a completarlos; ahí comenzó una búsqueda fuera de sí mismos, entendieron que, el alma necesita un complemento, y creen que hay un alma gemela que deben encontrar para ser completos en la energía que son: amor. Y cuando se dieron cuenta que no era, llevaron esa búsqueda más cerca, pero aún no había complemento, seguían sintiéndose incompletos.

Esto vino de los complementos de las deidades, de lo femenino y masculino, y las personas creyeron que se trataba de un ser igual a ellos, y en la materia de tercera dimensión debería ser igual. Y aun andan buscando eso, muchos ya saben que son completos, que esa alma gemela que buscan son ustedes, es su parte femenina y masculina, esa es el alma gemela, se acabó la búsqueda. Ya saben son perfectos y completos, deben evolucionar en eso para ser del espíritu el gran conocedor de su perfección como ser divino, seres humanos divinos terrenos perfectos en la hechura de una perfección, que lo único que puede hacer es mejorar eso, hacia un estado más perfecto de sí mismos.

Su alma gemela es usted, es la llama completa de sí mismo con un soplo divino del espíritu santo, eso lo convierte en la trinidad, esa es su llama trina. Lo femenino y masculino junto a la llama del espíritu santo del Dios, eso somos todos, seres trinos de una perfecta e inigualable hechura divina.

La ley de atracción mental es la base sobre la cual construimos la vida que deseamos. Cada uno ha construido su vida conforme a su propia creencia. Es decir, creamos lo que creemos y creemos lo que hemos creado. Creemos que somos pobres, enfermos y limitados y eso mismo expresamos en nuestra vida. Cada pieza del rompecabezas que hemos armado a través de las experiencias forma parte de la ley de atracción, con la cual hemos trabajo consciente o inconscientemente.

Charles Fillmore, co fundador del Movimiento Unity, nos dice: “Es la ley que establece que todas las condiciones y circunstancias presentes en nuestros asuntos y cuerpos, han sido atraídas hacia nosotros de acuerdo con los pensamientos que mantenemos firmemente en nuestra conciencia”. Por eso importante cuidar nuestros pensamientos. Si hasta el día de hoy, su vida no ha sido lo maravillosa que usted desea, empiece a observar cómo son sus pensamientos. La ley de atracción no es un código secreto, es la clave para una vida de bienestar. Nos convierte en actores principales de nuestras propias vidas.

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