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DOS MINUTOS

Necesitar algo más

Las buenas nuevas del evangelio solo puede recibirlas quien está buscándolas, quien reconoce que necesita más

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Luis García DubusSanto Domingo

Solo por el hecho de que esté usted en este momento leyendo esto, hay algo que yo sé de usted. Es algo importante, valioso.

Durante los últimos treinta años muchas personas de diferentes edades y niveles culturales me han hecho algunos comentarios sobre algo que leyeron en unos “Dos minutos”, y en todas ellas he podido observar algo muy importante que tienen en común.

Es como una intuición de que “todo” no es suficiente.

Podría llamarse “el don de necesitar más”.

Quien tiene este don está creciendo.

Quien carece de él, está estancando. Y dicen que vivir es crecer, y que la única diferencia entre quien está estancado y quien está enterrado es la profundidad del hoyo.

Y porque usted no es autosuficiente, ni conformista, ni mediocre, y en cambio tiene el don de intuir que lo que todo este mundo ofrece no es suficiente para hacerlo feliz, es que busca en “Dos Minutos”, la buena noticia que trae el evangelio de cada domingo.

Es precisamente para personas como ellos, como usted y como yo, que se escribió el “Evangelio”, es decir, la “buena noticia”. Porque esta buena noticia solo puede recibirla quien está buscándola, quien la necesita, quien tiene el don de necesitar más.

Este domingo el evangelio, (Mateo, 17,1-8), tiene una magnífica noticia para usted y para mí.

Aparece la ocasión en que el cuerpo del Señor se transfiguró en un cuerpo glorioso, frente a Pedro, Santiago y Juan.

Este evangelio confirma nuestra fe en Jesús. Él era Dios hecho hombre para que pudiéramos verlo, ahora transparenta a Dios para que también lo podamos ver.

Ya no hay dudas: Jesús es Dios y podemos confiar en Él.

Él, siendo “el mayor de una multitud de hermanos” (Romanos 8,30) está anunciando y garantizando algo que nos va a pasar a usted y a mí: que nuestro propio cuerpo será transformado, al igual que lo fue el suyo cuando resucitó.

Esto es algo que sólo se puede comprender si permitimos que la gracia de la fe abra e ilumine nuestros ojos espirituales. Ni los ojos corporales, ni los ojos racionales pueden tener acceso alguno a esta verdad. Es algo absolutamente vedado para ellos.

Es la buena noticia de hoy. Alegrémonos.

Nuestra necesidad actual de “algo más” está significando y pronosticando un futuro de felicidad total.

Este sí que es un futuro que puede dar sentido a nuestro presente.

La pregunta de hoy

¿Creen los cristianos en la reencarnación? Los que seguimos a Jesucristo creemos en algo mucho mejor.

Lo que creemos no es que vamos a “volver” para ser un animal, u otra persona, creemos que vamos a “volver” nosotros mismos: creemos en la resurrección.

Nuestra fe se basa en la resurrección de Él, y nuestra esperanza está cimentada en la seguridad de que el mismo Espíritu que resucitó su cuerpo, también resucitará el nuestro. Y “ya no habrá dolor, ni llanto, ni luto”.

“Entonces se cumplirá lo que está escrito: se aniquiló la muerte para siempre” (1Corintios 15,55) Nuestro mismo cuerpo, débil hoy, será fuerte, y no estará sometido ya a la enfermedad ni a la muerte. (Corintios 15,42 en adelante) (1 de Pedro 1,3-5) Pensando en todo esto, creo que no hay nada más justo que usted y yo le demos gracias a Dios por enviarnos a Jesucristo, y por regalarnos el gran don de la fe.

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