Desde mi pluma

Aunque nadie te aplauda

Al joven Joshua Fernández le arrebataron la vida en una fatídica noche de abril de 2023, cuándo fue víctima de un atraco. Un año después, la justicia dictaminó una condena de 30, 20 y 15 años de prisión para los hallados responsables por el hecho.

Si bien, es importante recordar que en este caso solo hay una victima, se me hizo imposible no reconocer que hay demasiado que lamentar.

Y para muestra están los rostros de esos tres muchachos, con toda la fuerza y las capacidades para ser ciudadanos funcionales, para forjar un futuro prometedor.

Todo eso desperdiciado por preferir delinquir sabrá Dios por qué o para qué.

Aún así, ellos siguen gozando de una posibilidad que ya no tiene Joshua, la oportunidad de seguir respirando, de ver a su familia y de reformarse.

Entonces reitero, la juventud y la sociedad en general debe verse reflejada en ese espejo y comprender que más vale obrar con empatía, seriedad y benevolencia que con un ímpetu desmedido de querer comerse el mundo sin reparar en las consecuencias, porque siempre, tarde o temprano, llegan.

Todos sabemos que hay muchos casos similares a este, quizá no tan mediáticos.

Por lo tanto, el Estado debe abordar las causas subyacentes de la delincuencia y la violencia, ofreciendo oportunidades reales de educación, empleo y desarrollo personal para todos los jóvenes.

Hay tantas pero tantas reflexiones sobre este caso.

Pero quiero detenerme en una en particular: tratemos de hacer el bien siempre, cada día, en cada escenario o circunstancia y con cada persona.

Hagamos el bien aunque nadie nos aplauda.

Desviarnos de ese camino resulta demasiado fácil, pero ¡caramba!, que costo tan alto se paga a veces.