TESTIGO DEL TIEMPO

Entre ciego e impedido

La oposición dominicana nada tiene que buscar en las próximas elecciones presidenciales sin un candidato unitario. Esa posibilidad la rechazan los discursos de los candidatos. Abel Martínez asegura que será candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) hasta el final. El ex presidente Leonel Fernández ignoró el tema en su reciente discurso, pero repitió varias veces “la Fuerza del Pueblo (FP) y la oposición”.

Abel, el último candidato peledeísta, dijo que no declinará; dentro de la cabeza de Fernández, su partido “y la oposición” están separados. Estamos ante un diferendo irreconciliable entre Fernández, tres veces presidente, y Danilo Medina, dos veces presidente por el PLD. Encarnan odio, rencores y ego, una combinación nefasta, son malos ejemplos, ojalá nunca vuelvan a gobernar el país.

Fernández solo ve lo que tiene adentro de su cabeza, nada más, padece la peor ceguera posible. Balaguer, estando ciego, tenía mucho más visión que Fernández. Constitucionalmente Medina no puede ser candidato presidencial, está impedido, no le importan los demás.

El futuro dominicano no debe depender de un acuerdo entre un ciego y un impedido. Si logran el acuerdo, y ganan las elecciones, entonces tendremos un gobierno dividido, así no avanzará ninguna nación.

Joaquín Balaguer se rehabilitó en ocho años, cuando los diarios eran el principal medio de información, la internet es inmediata, nos actualiza al instante. Fernández y Medina morirán en la oposición.

Fernández esta empequeñecido, tras 12 años fuera del poder, Medina, en cuatro años, perdió la mitad de los votos que su partido alcanzó en el 2020.

Medina y Fernández corrompieron todo, son parte del pasado político dominicano, nuevos líderes deben sustituirlos. Es buen momento para una nueva generación de líderes.

El gobierno solo tiene el apoyo del 22 por ciento de la población, el 78% espera propuestas serias. Solos en el escenario político, el partido gobernante se puede volver tan petulante e intolerante como el PLD.

Sin Leonel ni Danilo, tenemos una oportunidad única para adecentar la política, y retornar a las propuestas ideológicas.