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La odiosa levedad de los políticos

MIRANDO POR EL RETROVISOR

En su novela “La insoportable levedad del ser” el escritor checo Milan Kundera, aunque se centra en una historia de amor, celos, traiciones y paradojas de la vida, también nos muestra una serie de situaciones que llevan a efectos y causas fruto de actuar sin prever.

Kundera asegura que el ser humano suele vivir de impulsos, pues pocas veces es premeditado. Y asume una idea del también escritor alemán Friedrich Nietzsche sobre el eterno retorno, cuando plantea que todos los instantes de nuestra vida se repetirán infinitas veces, universos eternos en los que llevar la misma vida en distintos tiempos es un verdadero peso.

Cualquier parecido con el accionar de los políticos dominicanos no cae en el plano filosófico, sino que es una amarga realidad que la sociedad ha padecido por décadas. Esa levedad del político, especialmente cuando ejerce el poder, lo lleva a gobernar a la primera, sin preparación y sin planificación.

La continuidad del Estado es una utopía porque cada partido tiene su propio librito que contiene las obras, normas y su arte de gobernar, claro también con un contenido común, cuyo peso ha cargado la población sin esperanzas de un real cambio.

La semana pasada lo vivimos con el tema de los odiosos apagones, una amarga realidad que se repite en la existencia de los dominicanos, por la falta de un plan a corto, mediano y largo plazo al que den continuidad todas las administraciones gubernamentales, sin importar el color del partido.

¿Plantas a gas o a carbón? ¿Más inversión en las energías renovables e hidroeléctricas? ¿Privatización o fideicomiso?

Un acuerdo nacional sobre lo que queremos como nación en ese sector, evitaría la excusa de culpar al gobierno anterior por lo que no hizo o de que el pasado busque la razón de los desaciertos en la falta de competencia del actual.

Lamentablemente es un círculo vicioso que se da en otros ámbitos vitales para la convivencia ciudadana. Solo deténgase un momento a pensar cuántos planes de seguridad ciudadana hemos tenido gobierno tras gobierno, sin ninguna solución.

Y ni hablar del sector transporte, donde recientemente un funcionario incluso renegó de la utilidad de los teleféricos como sistema de transporte, pese a que su propio gobierno ejecuta una obra similar.

Es tiempo de alivianar esa pesada carga que lleva la sociedad por la falta de consenso y la inobservancia de la continuidad del Estado.

Como bien expone Kundera en su obra “Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será”.

Una carga que, según el escritor checo, puede a veces hacer la vida digna de vivirla, pero que también puede implicar un sufrimiento y dolor irresolubles.

¿Por cuánto tiempo la sociedad sufrirá ese peso de problemas que parecen eternos, mientras los políticos dominicanos se mantienen en su odiosa levedad?

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