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EL BULEVAR DE LA VIDA

La hora de los morados hornos

Puede ser en la librería Cuesta o en el bar de Sabina, en CDN y su enfoque o en Zol y sus soles. La pregunta siempre es la misma: ¿quién ganará las primarias en el PLD?

La respuesta es difícil pues esta vez no se trata de quién tiene más seguidores ni mayor intención de voto, sino de quién será capaz de llevar el mayor número de sus seguidores a votar, lo que dificulta el pronóstico.

El drama del PLD no es nada poético y podría ser trágico pues, por lógicas razones un candidato debe ganar, pero resulta que el otro no puede perder.

Razón tuvo Margarita Cedeño cuando dijo aquello de que una competencia de candidaturas entre Danilo Medina (o su ungido) y Leonel Fernández sería un perder/perder para ese partido. Y es que sólo un acuerdo entre ambos pudo haber salvado a la organización de lo que ya viene ocurriendo y ocurrirá en pocas horas. La flecha ya está en el aire. Lo de la maidelplay tiene sus límites y en el futuro dificultará la venta del camello/candidato difamado y desacreditado.

Las primarias peledeístas serán inexorablemente traumáticas para esa organización, porque los dos grupos que compiten tienen en su seno a destacados miembros de ese “gabinete de las sombras” que cada partido -que es o que ha sido gobernante-, crea. En los doce años, los partidos tenían un brazo armado (élite con formación militar para lo que hiciera falta), pero alcanzada ya nuestra democracia en pañales, esos brazos ya no son armados sino electorales, y más que violentos son marrulleros, y no se utilizan para disparar las balas de aquel viejo revolver Enriquillo cañón largo, sino las balas mortales de la “logística” y la “grasa”.

Posiblemente, todo lo que le ocurre hoy al PLD tiene que ver con su tanto ganar siempre que le han generado unas ganas terribles de morirse o matarse, al fin, también de éxitos y de creerse sus propias mentiras se mueren los partidos, y a la lenta agonía del PRD o del PRSC me remito.

Puede ganar Leonel, puede ganar Danilo (Gonzalo). Pero sin acuerdo ni unidad, lo del domingo ya es un perder/perder, sin importar quién obtenga una victoria que podría resultar pírrica.

Como en el amor, “sabrá Dios, ay, uno no sabe nunca nada”.

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