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PANCARTA

Jerarcas y papacotes en el organigrama del PLD

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Raúl Pérez Peña (BACHO)Santo Domingo

Es de vital importancia describir la compleja realidad dominicana a esta altura de un siglo que todavía no es veinteañero.

Así como se han escrito tomos del trujillato, su perversidad y lo que dejó como herencia negativa, resulta pertinente escribir todo lo cierto del PLD y demás siglas del sistema de la partidocracia. Es un derecho colectivo para que la posteridad reciba precisiones y no distorsiones del presente dominicano. A un osado se le ocurrió decir que habrá PLD hasta el año 2044, sin sumar sus cuatro años en el siglo XX. Aunque hemos hablado de la partidocracia dominicana, la faceta morada sigue incompleta, sin que necesariamente registre el 44.

¿Qué distingue al PLD dirigencial dominante en la actualidad? Me refiero al presente porque de su pasado perdieron la calidad para acreditar sus versiones.

Especifico el perfil de sus manifestaciones de corrupción e impunidad en la administración pública.

En el organigrama tienen su Comité Político y su Comité Central. En los esquemas de sus mandos gubernamentales, se diversifican tanto que es preferible señalar su jerarquía en función de su rastro y sus hechos.

De manera convencional, se asume que el PLD tiene jerarcas en el tope del organigrama morado, simultáneo con el papacote con niveles de mando desparramado (se traduce a persona clave, influyente, pez gordo),

De los jerarcas es fácil identificarlos a nivel directivo como a nivel de las funciones y principalías en el ámbito burocrático de los mandatos presidenciales morados.

Los papacotes son muchos y variados, tomando por ejemplo ocupantes de funciones legislativas, ministeriales y una gama de encargados con responsabilidades en las esferas públicas, en los cuerpos armados, cuerpo diplomático, etc.

Por supuesto, vale repetir que las excepciones confirman la regla. Dicen que el problema de los jerarcas de alto rango incluye garantizar sus fortunas y las de los papacotes. Mientras tanto, es importante rechazar la provocación de distraerse de los puntos nodales del acontecer nacional.

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