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PUNTO DE MIRA

Danilo está objetado por el PLD

Danilo ha jurado por Dios que no buscaría la reelección, y la buscó. En diversos actos y públicos distintos juró que el periodo anterior sería su último y los burló.

Prometió respetar la Constitución y la primera oportunidad arrinconó a sus adversarios para modificar la Carta Magna y quedarse con el poder. Con esos antecedentes, ¿qué se puede esperar?, ¿qué se pude pensar? La decepción me embarga.

En el 2015 Danilo Medina fi rmó ante las bases de su partido, los miembros del Comité Central, el Comité Político y la opinión pública internacional que era partícipe del transitorio que le impedía la reelección. Pero, la aceptación fue otra mentira. Una jugada para ganar tiempo. Todos los manejos para imponer una Ley de Partidos a su medida, dibuja su fi gura angurriosa.

Tenía en Danilo un político audaz pero no esta personalidad que se revela violadora de los límites, que es capaz de llegar a todo para quedarse en el poder.

Teníamos a Joaquín Balaguer como el político del descaro. Pero lo que ahora vemos lo sobrepasa. Durante su administración fl oreció la fórmula de tres partidos mayoritarios: PRSC, PRD y PLD, algo que se consideraba insólito.

Usaba los antagonismos de los líderes contrarios para debilitarlos, pero nunca osó dividir las organizaciones y mucho menos la propia. Balaguer tenía por norma poner tan cerca a los opositores como a los aliados. Los miembros de dirección de los partidos contrarios gozaban de favores del poder como a sus propios correveidiles. Había payola para periodistas y exoneraciones al sector privado. Aunque siempre tenía un puñal en la manga con los impuestos por cobrar para los empresarios que quisieran salirse de control. También había sangre y fuego contra los abejorros de izquierda. Muertes dictadas por el Imperio empañaron con duelo el país post Trujillo. Con el gobierno de Antonio Guzmán llegó la democracia y así hemos seguido, pero nunca se había conocido un desbordamiento de la corrupción como ahora. Apesta la compra de conciencias para crear la ilusión de progreso. El danilismo pone cada día en la mesa dominicana el banquete de tiburón podrido. Es este el platillo favorito de los palaciegos.

Ese almuerzo es la confesión de que son capaces de todo.

Danilo mintió al hablar de acuerdos para marzo. Sabía del pacto antirreeleccionista del PLD, pero al recordarlo se reía con Jatnna Tavárez.

No vamos bien.

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