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ORLANDO DICE

El plazo de la JCE

UNO: CON RESOLUCIÓN Y TODO.- En tanto se consume poco a poco el chisme por la forma como fue aprobada la Ley de Partidos, la Junta Central Electoral no se entera de ese sufrimiento y como Rodriguito y el Suceso de Hoy “sigue su agitado curso”. Ayer aprobó la resolución 03/2018 en que da un plazo de 75 días a los partidos para que informen su modo de escogencia interna. Los que quieran primarias, primarias, y el tipo de padrón, su propio o universal. Los que no quieran consultar a las bases, tienen un menú de opciones. Las cúpulas gozan del privilegio de aplicarse a conveniencia. Se pensaba que a la fecha el Tribunal Constitucional estaría abrumado de recursos contra la nueva legislación; y sin embargo, no se conoce del primero. Tal vez no sea tan fácil y lleve tiempo, pero ojalá que no les coja la noche a los jeremías y dejen fluir las normas y se compruebe si se actuó para bien o para mal. La satanización de por sí no fue correcta y el propio organismo de elecciones, que se alarmó y alarmó demasiado, decidió tomar la curvita sin disminuir la velocidad. Si confía en su destreza, y sus habilidades y medios son suficientes, cruzará el Rubicón o el Mar Rojo sin dificultades mayores...

DOS: LOS PARTIDOS A LO SUYO.- Los partidos --por su parte- también van moviéndose en la línea correcta, haciendo la oportuna y justa adecuación de sus estatutos a la Ley de Partidos. Una acción lógica y necesaria. La nueva legislación se corresponde con la Constitución y las normas internas con la reglamentación establecida. Institucionalización, aunque sea en el papel, por abajo y por arriba. El primero en hacer la tarea, sorprendentemente, fue el PRD, el cual ya nombró una comisión para que lleve a cabo el acotejo. El PRSC hace otro tanto y ya convocó al organismo propio para conciliar con las normas aprobadas. Del PRM no se conoce iniciativa, pero de seguro que no se quedará atrás, mucho más que se le nota diligente y dispuesto a ejercer la política de manera moderna. En el PLD tampoco, y como sucede con todo lo que se suscita en su interior, uno de los sectores piensa dar batalla. Una nueva discusión, y como se acostumbra ahora, crucial. Quiere debatir qué primero, si la ley o el estatuto, aun cuando las categorías de tan evidentes hieren los ojos. La Ley de Partidos no resuelve problemas en el partido oficial, los crea o los complica. No debe olvidarse que la legislación fue sancionada por uno de los bandos y que el otro se resistió hasta el final, y todavía no se da por vencido. ¿Habrá Comité Político el 3 de septiembre? El material de agenda se acumula...

TRES: EL DERECHO A DEFENDERSE.- La lógica contra el presidente Danilo Medina va a tener que revisarse, pues por muy mala que haya sido su administración, y los pasados seis años fueran los peores de la historia del país, debe tener derecho a defenderse. Sea en una rendición de cuentas ante las cámaras legislativas, o en un discurso a la nación desde el Palacio Nacional, o en cualquier comparecencia en programas de radio y televisión. Las clásicas dos campanas. Aunque no sé quien se inventó el término, pues cada iglesia tiene un solo campanario y se supone que los fieles siguen al único y mismo Dios. Si le falta elocuencia y se defiende pobremente, la oposición que bata palmas. Si se pone nervioso y su discurso flaquea, justo pierde por sí mismo su propia batalla. Lo del pasado domingo fue interesante en muchos sentidos. No solo fue obvio que el presidente Medina se guarda una carta, sino igual que sus oponentes no están preparados para la respuesta del mandatario. Si dice que si o si dice que no. Por ejemplo, hay partidos o aspirantes a la presidencia que dan por descontado que se presentará a un tercer mandato. Si así ocurriera, partido y candidato prevenidos valen por dos. Pero si dijera lo que debe decir, y lo hiciera en marzo del año que viene, tremendo enredo. Desmontar una campaña e idear otra contra un candidato diferente...

CUATRO: LAS ACTITUDES DE OTROS.- Más que correctísimo quienes afirman que no tiene que decir nada sobre la reelección, a lo sumo reconocer que no puede presentarse porque la Constitución se lo impide. Un mundo bonito e ideal. Sin embargo, hay que ver las cosas como realmente son, o realmente suceden. El presidente Medina no ha dicho nada que pueda usarse en su contra, ni tampoco adelanta acciones que puedan interpretarse como puertas o ventanas de acceso a la reelección. Sus oponentes, en cambio, lo denuncian y acosan con una posibilidad que no debiera existir en la mente de nadie. ¿Cómo puede la Constitución frenarlo si el resto de la población no la considera con ese poder? Lo que digo siempre. La fascinación por el tema lo convierte en peligro o riesgo permanente. Es más, las primeras instigadoras o cómplices son las firmas encuestadoras que no solo incluyen su nombre, cuando la lista es cerrada, sino que abonan sus porcentajes como dato principal. Entonces viene la tentación, y entre refranes y relajos se libra la suerte indigna. “No la pido ni la goloseo, pero si me la dan, me la jondeo” o “a quién le dan pan que no coma”. Y así queda el asunto, a la deriva, pues sucede que mayo del 2020 está cerca, pero marzo del 2019, lejos, y la gente teme que con tanto tiempo de por medio, cosas puedan pasar...

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