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UMBRAL

La “desguzanización” del PLD

La naturaleza de clase de la pequeña burguesía en sus diferentes capas (más abundantes en países de capitalismo tardío) le lleva a conducirse de manera errática de acuerdo a la veleidad intrínseca de su oportunismo, fraguado en unas relaciones de producción que sellaron su carácter arribista, para el cual se despojan de todo valor ético y sus acciones se conducen por vías amorales asumiendo como credo la justificación de los medios para alcanzar un fin.

Las primeras relaciones de tipo capitalista en República Dominicana aparecieron de manera tardía y todavía al día de hoy no se han desarrollado para alcanzar un nivel que exprese el antagonismo de clases, que en este sistema socioeconómico se expresa entre la capitalista o burguesa, que es dueña de los medios de producción , y la obrera o proletaria, que vende su fuerza de trabajo a la primera que, además, puede ser gobernante o dominante, de acuerdo al nivel de desarrollo alcanzado por este modo de producción en un país determinado.

El país que independizó Juan Pablo Duarte y que intentó organizar bajo esquemas capitalistas en tiempos que el capitalismo ni siquiera daba sus primeros pasos, estaba para los años setenta intentando dar el salto hacia la revolución burguesa que hizo sus amagos en la Revolución de Abril en 1965. Como clase dominante, completamente dependiente de fuerzas políticas y económicas, nuestra burguesía era débil, y si ésta lo era, también la clase obrera, por lo cual la pequeña burguesía y el campesinado dominaban el universo social dominicano.

En medio de esta composición de clases se marca el universo social, y a imagen y semejanza de esto estaba organizado el Estado y toda la sociedad, como era lógico; en consecuencia las formaciones políticas respondían a esta realidad: estaban integradas por pequeños burgueses de todas las capas, aún fueran organizaciones definidas como socialistas o comunistas que, según se definían así mismas, deberían estar integradas por obreros, y los obreros más cualificados, partiendo del nivel de conciencia de clase, porque éstos serían la vanguardia.

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) fundado en el exilio, se convirtió al llegar al país en (gracias al diálogo horizontal que creó su líder Juan Bosch con el pueblo) una poderosa organización de arraigo popular que tras la salida al exilio del guía, fue penetrada por grupúsculos que, al no poder crecer en la simpatía popular, se dispusieron controlarla para dirigirla, como de hecho lo hacían cuando al retorno del destierro el Profesor planteó su “desgarrapatización”, una metáfora que graficaba la propuesta de una acción que buscaba sacar a los extraños que imponían una línea política distinta a la naturaleza del partido, conocido entonces como “buey que más jala”.

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