Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

FE Y ACONTECER

“Vengan ustedes solos a un sitio tranquilo a descansar”

Avatar del Listín Diario
Cardenal Nicolás De Jesús López RodríguezSanto Domingo

XVI Domingo del Tiempo Ordinario - 22 de julio, 2018

a) Del libro del profeta Jeremías 23, 1-6.

El profeta ha venido hablando con toda claridad de lo que le esperaba a la ciudad de Jerusalén por los pecados del pueblo y de sus reyes. Éstos y sus guías religiosos son representados con frecuencia con la imagen del pastor. El profeta ve en el rebaño disperso el fracaso de los pastores. Por eso Jeremías comienza con un “¡Ay!” de amenaza: “Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer a las ovejas de mi rebaño-oráculo del Señor”. Por eso, así dice el Señor Dios de Israel: “a los pastores que pastorean a mi pueblo: Vosotros dispersásteis mis ovejas, las expulsásteis, no las guardásteis; pero yo os tomaré en cuenta, por la maldad de vuestras acciones -oráculo del Señor”. (v. 1-2)

La amenaza abarca tanto a los pastores, sucesores del rey David, como al pueblo a quien ellos han extraviado con la colaboración de las autoridades subordinadas tanto civiles como religiosas llevándolos a la apostasía, a la idolatría y al destierro ya inminente. El pueblo es la propiedad del Señor y no lo abandonará. A su frente pondrá nuevos pastores que las pastoreen, pero siempre bajo la guía del Señor, hasta que “lleguen los días” en que suscitaré a David un vástago legítimo: “reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra” (v. 5).

Jeremías salta por encima de todos esos pastores ordinarios hasta llegar al vástago legítimo de David, que el Señor pondrá como rey de su pueblo. Conociendo el curso de la historia y el progreso de la revelación, nosotros sabemos que esta promesa de Jeremías se cumplió en Cristo y de un modo que sobrepasó las previsiones humanas. Sabemos, por otra parte, que Jesús se autodefinió como el Buen Pastor que conoce a sus ovejas y es conocido por ellas. Buen Pastor que, además, entregó la vida por sus ovejas, consecuente con su enseñanza de que el buen pastor, el que no es asalariado, da la vida por sus ovejas.

b) De la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 2, 13-18.

San Pablo vivió en Efeso unos tres años con buenos éxitos pastorales, sin que le faltaran dificultades, esta comunidad importante ciudad del Asia Menor, tuvo para él variadas experiencias. Cuando el Apóstol llegó a ella en sus andanzas misioneras, encontró algunos cristianos no muy bien formados, por eso se dedicó a instruirlos y constituyó con ellos una floreciente comunidad cristiana.

Efeso ciudad tenía un impresionante templo pagano dedicado a Artemisa, la diosa asiática de la fecundidad. De hecho, el celo cristiano de San Pablo era incompatible con el fanatismo de los efesios por su diosa. Aquí estuvo la gran dificultad que confrontó el Apóstol de suerte que le obligaron a salir de la ciudad, al grito de “Grande es Artemisa, la diosa de los Efesios”, fue entonces cuando cruzó a Grecia y quiso predicar en Atenas, pero los intelectuales griegos no se lo permitieron. De allí pasó a Corinto, la tercera ciudad en importancia de todo el Imperio romano.

San Pablo nos describe en su carta cómo el Señor ha derribado la separación de dos pueblos, refiriéndose a la diferencia que los judíos establecían entre ellos y los gentiles, insistiendo en este pasaje en la transformación obrada por Jesucristo, quien vino a sustituir el odio por el amor, estableciendo un único rebaño. Él inaugura un nuevo tipo de humanidad, en el que desaparecen las diferencias y prima la ley del amor.

c) Del Evangelio según San Marcos 6, 30-34.

En este texto de San Marcos se narra, en primer lugar, el regreso de los Doce que vuelven de la primera misión apostólica que Jesús les confió. En un gesto de gran delicadeza, el Señor busca para ellos un lugar donde puedan descansar: “Vengan ustedes solos a un lugar tranquilo a descansar un poco”. Pero la gente se entera de su partida en barca y se les adelanta por tierra. Entonces Jesús, al ver la muchedumbre congregada, “sintió lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma” (v.34). Según Marcos, la primera reacción de Jesús, el Buen Pastor, es enseñar con amor a sus ovejas, es decir al pueblo reunido. Pero su enseñanza no es conceptual, sino dinámica, es la palabra de vida que crea el nuevo Pueblo de Dios, es doctrina sobre el Reino de Dios que se confirma con los signos milagrosos que Jesús hacía.

El mismo grupo de los discípulos, que conviven con Jesús y participan de su misión, constituye el primer núcleo y fundamento de la futura comunidad eclesial. Una característica de Jesús, Buen Pastor, en relación con sus discípulos es la personalización, que libera del gregarismo anónimo. Una de las tendencias actuales de la pastoral eclesial hoy y una exigencia incluso sociológica es el paso de multitud gregaria a Pueblo de Dios. De ahí la necesidad de fomentar las comunidades cristianas en que se va organizando ese mismo Pueblo de Dios.

La Iglesia nació como una comunidad viva pastoreada por el mismo Jesús al frente del grupo apostólico, por eso hoy la Iglesia debe redescubrir su dimensión comunitaria. Hay ciertamente un aspecto social en la vida de la Iglesia, son los momentos de las grandes concentraciones de gente en ocasiones especiales, fiestas, peregrinaciones, congresos, etc. Nos alegramos de que el nombre de Jesús o lugares vinculados a Él despierten el interés y la devoción de la gente. Pero sería un error quedarse sólo con el triunfalismo masivo al estilo de los liderazgos del mundo. También las muchedumbres hambrientas de la palabra y de la verdad seguían y a veces aclamaban a Jesús, pero Él siempre rechazó un mesianismo de tipo político.

Lo más importante entonces, sin desestimar esas grandes concentraciones y manifestaciones de fe, por otra parte espontáneas, es el trabajo de formación de pequeñas comunidades con diversas pedagogías y estilo de vida, pero teniendo todas al Señor como su centro. Es en esas pequeñas comunidades donde se cultiva y se vive la fe, las personas se tratan, se conocen, se estiman y celebran los misterios de su fe. Este es el gran desafío pastoral de hoy, convertir las grandes masas en pequeñas comunidades de vida y de amor, como además lo plantea el Tercer Plan de Pastoral que se está aplicando en la Iglesia que peregrina en la República Dominicana.

Fuente: Luis Alonso Schˆkel: La Biblia de Nuestro Pueblo. B. Caballero. En las fuentes de la Palabra.

Tags relacionados