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EL BULEVAR DE LA VIDA

Un país entre rifas y cocteles Molotov

PASO A PASO. De a poco y “paso a paso”, los dominicanos estamos preparando nuestro social y económico coctel Molotov, en un mundo cada vez más inestable, complicado e impredecible. Usted se acuesta una noche, y puede despertarse con la noticia de que “vuelve y vuelve” la guerra fría, pero ahora ampliada y, además, con tintes comerciales, por lo del aumento de aranceles entre grandes, que son los nuevos Tomahawks de estos tiempos. La actual, es una guerra de “palitos chinos”, -nunca mejor utilizado el termino-, que ahora incluye a México, Canadá, China, Rusia y Europa. Así están las cosas en el patio global. Usted echa una siesta, y al abrir los ojos se encuentra con que, en Helsinki, Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, obrándose en la institucionalidad y el respeto que todo presidente le debe al cargo que ostenta, asegura que él cree más en la palabra del presidente de otro país, Putin, de Rusia, que en los servicios de inteligencia de su país, en la supuesta injerencia de Rusia en la pasadas elecciones presidenciales estadounidenses que le hicieron Presidente.

DRAMA HAITIANO Y PELIGRO DOMINICANO. A ese ambiente de comercial guerra fría que padece el planeta, hay que añadir que, aquí al lado, en Haití, anda un presidente de la República, cual Harry buscando desesperadamente, no a Sally (que es cosa de romántica movie) sino a un nuevo primer ministro, mientras arde ese país en su pobreza, su violencia y su anarquía. Y todo esto ocurre, en momentos en que, en la OMC, nuestras autoridades se esfuerzan por evitar que Haití aumente sustancialmente las tarifas arancelarias a la entrada de una gran cantidad de productos dominicanos hacia ese país, para lo que cuenta con su recién estrenada condición de miembro de pleno derecho del Mercado Común del Caribe (CARICOM), y su categoría de “nación empobrecida” ante los organismos internacionales. Al mismo tiempo, -y aunque Usted no lo crea- nuestras autoridades siguen negadas a aplicar las leyes de migración a los inmigrantes indocumentados, y el Código Laboral a los empleadores que los contratan, lo que amenaza con provocar que la producción nacional llegue a depender de una mano de obra indocumentada y por lo mismo ilegal, y por lo tanto mal pagada y sin derechos laborales. Toda una bomba de tiempo, una Molotov en elaboración.

“MOZO, SÍRVAME LA COPA ROTA”. Si en un ataque de optimismo, Usted se negara a aceptar que la copa no solo está medio vacía, sino que sigue perdiendo agua, ahora resulta que es cada vez mayor el peligro de que la creciente deuda económica del país llegue a ser insostenible a mediano plazo, lo que supondría un acuerdo con FMI que, en informes y buenas cenas, ha sugerido al gobierno aumentar la presión tributaria mediante el aumento de uno de los impuestos más regresivos y por lo mismo injustos, pero al mismo tiempo de relativa y comparativamente fácil recaudación, y claro que hablo del ITBIS. Nadie está diciendo que este escenario será inevitablemente el que tendremos mañana en la tarde, pero lo que sí hay que tomar en cuenta, -y lo destaca el brillante economista Pavel Isa en su columna semanal en El Caribe-, es que “paso a paso”, como el otro Pavel cantor, van apareciendo señales que indican que la señora pava de nuestra economía y nuestro endeudamiento comienza a poner sus huevos en una canasta donde antes no los ponía. Isa Contreras destaca que las últimas emisiones de bonos soberanos se están acordando no a 30 años como era costumbre, sino a diez y hasta cinco años”, lo que es peligroso y sintomático.

“MIEDO A LAS NOCHES POBLADAS DE RECUERDOS”. Aderece lo anterior con todo lo ocurrido en los últimos meses en el Congreso Nacional en torno a la aprobación del proyecto de Ley de Partidos, relaciónelo con la infernal gallera de gritos e insultos en que se convirtió el hemiciclo hace unos días para evitar que una diputada de oposición (Faride Raful) hiciera su trabajo de eso mismo, de opositora; y entonces tendrá que darme la razón del porqué de mis temores y tantas reiteradas advertencias. No tengo dudas, los dominicanos estamos comprando todos los números de una rifa para sacarnos el premio de una crisis económica con consecuencias políticas, que no conviene ni siquiera a los que, a corto plazo, serían sus beneficiarios. Estamos a tiempo.

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