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PENSADO

A ti mujer

Pensando en el rol de la mujer dentro de la sociedad y su responsabilidad moral dentro de la familia, su probada ecuanimidad para tomar decisiones en favor de su estabilidad, ha sido siempre una garantía de equilibrio en el hogar. A ti mujer, te pregunto: ¿eres un producto en el mercado de las pasiones o eres el pudor que sustenta la familia? Hoy, la inversión de valores te alcanza en tu belleza carnal y no te valora en lo espiritual cual tarifa en el menú que se degusta en el paladar y no en las cavidades del corazón. En el presente, la relación de pareja se manifiesta en la indiscreción hacedora de infamias y promotora de descrédito, donde la tecnología nos quita la oportunidad de descubrir lo desconocido en una mirada que puede iluminar lo profundo de la sinceridad, y el pudor es la reivindicación de una conducta en la que descansa el porvenir de los hombres formados en tu dignidad. Nuestras abuelas vivieron una época tal vez de mayor intensidad, pero el decoro lo experimentaron haciéndole culto a la intimidad que se entrega por sentimiento y no por la prebenda de superarse vendiendo el templo que alberga el engendro de la continuidad humana. Reflexionar y reivindicar el respeto hacia la mujer, es respetarnos a nosotros mismos. Cuando la mujer no ocupa el lugar que le corresponde en la sociedad, el deterioro de la familia no encuentra una respuesta cónsona al equilibrio moral que debe sustentar a sus miembros. Me dirijo a ti, mujer, apegado a lo sublime de tu existencia, colocándote en el lugar sagrado del pudor, para decirte: Feliz el niño que te llame “madre”, feliz el hombre que te haya hecho su esposa, compañera razonable de su vida, no la esclava de su pasión, porque el propósito de tu ser no es complacer su deseo, sino el de ayudarlo en los trabajos de la vida, el de consolarlo con tu ternura y compensar sus atenciones cuando te trata con amable cariño y consideración. Escucha los mandatos de la prudencia y permite que los preceptos de la verdad circulen en tu corazón, porque así los encantos de tu mente darán brillo a la elegancia de tus formas y tu belleza de esplendorosa flor, conservará su dulzura y su brillo, aun después que se haya marchitado.

A ti mujer, que guías nuestro destino, siempre te valoraremos en tu “pudor”.

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