Tiempo para el alma
“¡Alerta, pero ten calma!”. Is. 7: 4.
Las palabras dadas por Dios a Isaías para transmitirlas al terrible rey Ajaz, ante las amenazas que éste enfrentaba, son una apología a la prudencia: “¡Alerta, pero ten calma!” (Is. 7: 4).
Cuando nos sentimos amenazados solemos reaccionar instintivamente como mecanismo de defensa o de sobrevivencia. Difícil mantener la calma. Como se diría en buen dominicano, andamos “con los guantes puestos”. Si transformamos el instinto en raciocinio y el ímpetu en prudencia ganamos tiempo para responder o comportarnos asertivamente en situaciones desfavorables y, sin duda, podremos lograr mejores resultados, actuaremos de acuerdo a la conciencia y tendremos menos de lo cual arrepentirnos.
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