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Tomás aquino MéndezSanto Domingo

¿Qué se pretendía ocultando unas horas más los resultados de las elecciones en la Universidad Autónoma de Santo Domingo?

Una hora después de contarse los votos, la familia universitaria sabía quién había ganado. Los delegados de todos los candidatos tenían en sus manos los resultados. La Comisión Organizadora también tenía copia del 90 por ciento de los recintos.

Sin embargo, alguien SE ILUMINÓ en la comisión organizadora y pensó que, dejando para el día siguiente los resultados, los votos que no se alcanzaron en las urnas, serían multiplicados por el manto oscuro de la noche. Falsa creencia. Al día siguiente al contar nuevamente, el triunfo estaba del lado previsto. Emma Polanco, primera mujer en la historia de la academia era la ganadora.

Las viejas MAÑAS de los partidos políticos, quiso ser llevada, otra vez, al recinto universitario. Mañas que hoy tienen a esos grupos viviendo pleitos permanentes en su interior. Nadie cree en los organizadores de convenciones y cuando les dan un chin de confianza, uno que otro se encarga de enlodar los procesos.

Un esfuerzo que, en principio se vio como muy positivo, ha dejado un sabor agridulce en uno de los partidos del sistema. La organización, el montaje, las votaciones fueron CASI perfectas. Muchos aplaudimos y hasta felicitamos. Al momento de contar los votos, vino la mañosería, la trampa, el colchón para aparentar que votaron más personas que la que en realidad lo hizo. Entonces llegó la dificultad y casi dos meses después, nadie sabe la verdad. Aspirantes que debieron ganar, no ganaron por las trampas. Hoy es una incógnita cuantos militantes votaron en esas elecciones internas y, aunque hacia afuera no sale el disgusto, una guerrita interna amenaza con estallar en cualquier momento.

Pero en la UASD era distinto. Desde afuera, o desde las gradas, como se dice en el béisbol, muchos veíamos una ganadora en primera vuelta. Eran apenas 2,852 votos ¿Cómo es posible que académicos de tanta capacidad, honestos, confiables, que saben sumar y restar, no pudiesen contar una hora después 2,852 votos. Claro que podían, solo que a alguien no le satisfacía que una mujer asumiera la dirección de nuestra universidad. Finalmente se impuso la sensatez. Se contó y ganó quien tenía la mayoría de los votos depositados.

Esas viejas y conflictivas trampas deben quedar en el pasado. En los partidos, en los gremios, en los clubes culturales y en elecciones nacionales, alguien quiere siempre envolver el trompo. Por eso no favorecen que se modernicen las votaciones, que se tengan escáneres, que se cuenten votos electrónicamente. Gustan del conteo manual, para colocar palitos y rayitas.

Tanto el fantasma del fraude y como las trampas, deben desaparecer del mundo electoral dominicano, es tiempo ya.

Felicitaciones a Emma Polanco. Suerte en su gestión al frente de la UASD. Esperemos que quienes no querían su victoria no le hagan la vida imposible en su gestión y de verdad haya llegado la hora del cambio a la UASD.

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