EL DEDO EN EL GATILLO
Acosos y acusos
Ahora está de moda cantar. Se confunden afinaciones con desafinaciones. A veces, mientras más se desafine, más caso se hace. No me refiero a las voces de protesta contra las injusticias y lo mal hecho. Sino las voces para demeritar a gentes valiosas, a enlodar nombres y trayectorias atribuyéndoles todo tipo de abusos y atropellos.
Son voces que muchas veces buscan celebridad. Ansías de brillar. De equipararse a gentes que ha dedicado sus vidas al mejoramiento humano a partir de la obra que hacen.
Es cierto que nadie llega a conocer lo suficientemente bien a nadie, mucho menos a larga distancia. Pero ese es el mundo de los riesgos. Y de los buenos olfatos. Dice el refrán que cuando el río suena, canastas llegan, pero me resisto a creer, por ejemplo que el maestro Kim Ki-duk haya violado a alguien.
Y que Morgan Freeman y Martin Scorsese sean unos “pícaros” que cambian sexo por películas. En fin, en este mundo del espectáculo todos quieren, aunque sea un día, salir del anonimato a como dé lugar, a costa de quien sea.
Palabra contra palabra. Es, sin dudas un tema complejo y no es dado meter la mano en el fuego por nadie. Pero hay casos y casas… Los cantantes deben de estar siempre bien afinada la voz. Esto es solo un punto de vista.