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ORLANDO DICE

Resolución de la JCE

FOTO QUE HABLA. El pleno de la Junta Central Electoral aprobó su resolución y emitió un comunicado informando la decisión. Los medios la publicaron prontamente, pero todos, como si fuera parte de un acuerdo, la ilustraron con una foto de Leonel Fernández en campaña. Pudieron haber puesto una de Luis Abinader o de Hipólito Mejía o de cualquiera de los otros precandidatos del PLD. El organismo de elecciones no puso nombre ni apellido ni especificó partido, y sin embargo la prensa entendió que la medida era una respuesta al “Vivito y Coleando” de las últimas semanas. Cuando se indaga entre los magistrados, o en su cercanía, ninguno reconoce o acepta que la acción tuviera por finalidad frenar el auge político del ex mandatario. Incluso dicen más. Ellos no se prestarían a ese juego perverso y menos contra Fernández, al que dicen respetar. Entonces se produce una disyuntiva interesante. ¿Convencieron los medios a los seguidores de Fernández o los seguidores de Fernández convencieron a los medios? La situación se mantiene, y difícilmente ese ánimo pueda alterarse, pues en la opinión pública nacional la alcahuetería se impone y decide...

EN CARNE VIVA. La sensibilidad de los seguidores de Leonel Fernández está en carne viva, y no se necesita echar limón a la herida para que griten como locos. Además de que saben aprovechar las circunstancias. Lo de la Junta Central Electoral debiera interpretarse como una acción de la Junta Central Electoral, buena o mala, o con consecuencias. Sin embargo, voltean la mesa y la medida se convierte en un ataque, y no del organismo, sino del gobierno. Entonces no responden tanto al organismo de elecciones como al oficialismo que lo adversa. Lo de Bautista Rojas, el dichoso Bauta, todavía se comenta. Fue una embestida de toro ciego contra el presidente Julio César Castaños, aunque el pronunciamiento que apareciera en un periódico de la mañana fuera corregido en otro de la tarde. La filípica no fue personal, sino institucional. Le daba y cabía a todos los miembros. Al pleno en sentido general. Otros llevaron su osadía al extremo de descalificar el órgano electoral, diciendo que actuó presionado por el gobierno. Hay que suponer lo que eso significa. La JCE no sería árbitro sino brazo armado de una tendencia del PLD o un destacamento a sus órdenes. En otro lugar o campaña ese verbo desaprensivo hubiera obligado al jefe de grupo llamar la atención o disponer baja...

SOLITOS EN EL SOLAR.- Aunque habría que ponerse en su lugar para entender las enconadas reacciones de los seguidores de Leonel Fernández. Aunque se vende la situación de auge de su candidatura, la verdad que son muchas las dificultades. No pudieron blindar la Constitución, como fue su deseo y lucha, y la reelección planea como uno de tantos peligros. Después se aparece la posible circunstancia de primarias abiertas, un elemento de discordia que todavía no se supera. Ahora se produce la suspensión de dos altos cargos del partido, una forma expedita de echarlos a los perros de la justicia o de la sociedad civil. Y por si hiciera falta, viene la Junta Central Electoral y da un tiro de gracia a la única vía de respiro o de reposición. La movilización en las calles. Los leonelistas, como las culebras, deberán buscarse su cueva, pues en los organismos del PLD perdieron sus espacios y tendrán que recogerse y cesar en su despliegue en el barrio. Las visitas solidarias a compañeros y amigos tendrán que esperar, pues tampoco conviene echar un pulso con la Junta Central Electoral o desafiar su ordenanza. Lo de violaciones a la Constitución no es alegato que valga, ya que además de muy manido, los otros partidos no lo comparten. Todos dicen apoyar la Junta Central Electoral y consideran improcedentes adelantar la campaña...

PLAZO QUE SE CUMPLE.- Cinco días pasan como nada y el domingo ya está encima para comprobar si la Junta Central Electoral va a llevar hasta las últimas consecuencias su veda de campaña y el grupo de Leonel Fernández desafiar y desconocer su ordenanza. El pleno decidió, pero no puede por sí mismo ejecutar las medidas, y que lo hagan instancias oficiales tiene sus bemoles. Ese one-two tiene sus riesgos, y el principal es que la parte afectada manipule convenientemente la acción. Las vallas, por ejemplo. No solo hay de Leonel Fernández, sino de otros precandidatos, e incluso del presidente Danilo Medina. Si quitaran las del ex mandatario y no las del actual jefe de Estado, o de sus delfines, las protestas no se harían esperar y las razones se irían todas de un lado. Conviene por tanto un poco de prudencia y que el encargo no se lleve a troche y moche, sino acordado y coordinado. Una aquí de uno y otra allá del otro. Como igual someter a la Junta Central Electoral las publicaciones de periódicos y proceder según su aprobación. A menos que se discuta en alguna corte la pertinencia de las prohibiciones y el derecho se imponga a la política en el territorio de la política. La autoridad de la Junta Central Electoral será puesta a prueba y el organismo deberá jugar su baza, sabiendo que tiene mucho que ganar y por igual mucho que perder...

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