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ORLANDO DICE

El PRM y Leonel

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Orlando Gilorlandogil@claro.net.do

HIPOTECA CARA. El Partido Revolucionario Moderno no puede relanzarse con una hipoteca tan onerosa como la indudable asociación con el sector del PLD que encabeza Leonel Fernández. El PRM tiene que ocuparse de tener línea política propia y no servir de comodín a la estrategia de Fernández. Sea hacia adentro, sea hacia afuera. No es todo el partido, pero sí la parte que se considera por el momento hegemónica. La de Luis Abinader. Lo contraproducente se siente al instante. En los últimos tiempos Abinader superaba a Fernández, pero esa situación cambió desde que hubo acercamiento, casi entendimiento. Ahora Fernández tiene mejores números que Abinader, e Hipólito Mejía se posiciona y dispara, pues no puede permitir que el PRM sirva en bandeja de plata su oportunidad. Si los perremeístas no logran cohesión, y siempre hay una candelita de por medio, menos podrán como colonia de una facción del PLD. Los partidos deben abrir puertas y ventanas y no dejarse atrapar por circunstancia ajena. Mal acompañado andaba el PRM con los grupos del Bloque Opositor, pero más ahora que confunde táctica con estrategia…

CAMINO EQUIVOCADO. PRM, y posiblemente Luis Abinader, está advirtiendo el camino equivocado, que, al prestarse a un juego perverso puede perder la pelota, la cancha y el torneo.

La Ley de Partidos, por ejemplo. Desde el momento que quiso recuperar su cabeza en la comisión que estudia el proyecto, disparos o chantaje no se hicieron esperar. Los seguidores de Leonel Fernández lo dijeron de viva voz en frustrada reunión de semanas atrás, pero igual siguieron el ataque a través de las redes o usando a una persona que no es de aquí ni es de allá, o que nada en dos ríos al mismo tiempo, sin guardar la ropa. Dio hasta risa ver a Roberto Fulcar, un hombre de la intimidad política de Abinader, pidiendo a Vinicio Castillo que apoye a (“su hermano”) Luis (Abinader, claro está). Cuando uno indaga razón de esa pavada responden que es para obligarlo a definirse. A que se decida entre Leonel Fernández y Luis Abinader. Habría que ver dónde estaría Fulcar en los últimos años, o el propio Abinader, para permitirse ese relajo. Esos lances de seguro terminarán en lo que tienen que terminar: en la burla de unos y otros, pues hay situaciones que ni siquiera como aventura pueden asumirse. Esa sería una, la de que el PRM o Abinader le hagan la tarea a Fernández…

EL ESTADO VENCE. La reacción de los últimos días luce interesante, pues esos cambios de montura a mitad de río empiezan a agriar el ánimo o por lo menos a abrir los ojos. Lo que se cree ahora es que Leonel Fernández no quiere ley. Que el problema no es de primarias, ni de abiertas ni cerradas, sino la legislación en sí.

Lo dije y ahora los perremeístas lo van comprobando. Fernández quiere que lo proclamen candidato, del mismo modo que se aprobó la reelección de Danilo Medina. No lo dice, porque hay que guardar las apariencias, pero teme la competencia, y no por los precandidatos, sino por las estratagemas posibles del gobierno.

Piensa que Medina no va a patrocinar compañeros de su tendencia para que todos pierdan y le faciliten el camino, el ascenso. Los documentales de Discovery Channel resultan fascinantes cuando muestran escenas de dos fieras viéndose, estudiándose antes de iniciar ataque. Cada cual conoce la naturaleza del otro, y por igual la circunstancia de la selva. ¿Cuántas veces Fernández y Medina no se han llevado la contraria, y en ocasiones gana uno o gana el otro? De que se conocen, se conocen, y aunque lo disimulen, no tienen del adversario la mejor opinión cuando de luchar por el poder se trata. El Estado que venció una vez, sabe que el Estado vence siempre…

SIN HACER RUIDO. Intrigan o preocupan los posibles desvíos del río. Como pitcher y cátcher no se entienden ni se reúnen en la lomita para aclarar diferencias, corre la especie de acercamientos con la otra parte. Que el PRM estaría coincidiendo con el gobierno y que podrían darse la mano con la Ley de Partidos. La verdad es que negociación como negociación no existe, pero sí un espacio de conveniencias, o de coincidencias, o de posibilidades. Y no sería por fuera, como sería lógico, sino dentro de la comisión. La carta del presidente Danilo Medina fue con ese propósito. Explorar vías alternas. Que si no se puede por aquí, que sea por allá, pero que la legislación se apruebe. En la calle el sector Fernández gana, y parece que políticamente sería lo más importante, y no que exista un estatuto que mejore la política en todos los sentidos. En sentido de partido y en sentido electoral. Si el PRM piensa primero como partido y se olvida de la suerte ajena, podría lograrse un cometido, pues solo habría que pensar lo que significaría la unificación de fuerzas en la Cámara de Diputados del bloque Moderno (actuando de conjunto), del PRD y del PLD (facción Medina). Del PRSC no se asegura, pero se averigua. En una situación como esa, de amplio frente, los 34 diputados de Fernández serían la ‘Golondrina que no hace verano’…

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