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¡…Qué casualidad!

Félix Bautista, senador por la provincia de San Juan de la Maguana y secretario de Organización del Partido de la Liberación Dominicana, ha estado en la mira del Departamento de Estado y otras oficinas estadounidenses desde hace ya varios años.

Se comenta que en Washington generó escozor el supuesto uso de poder e infl uencia que detentaba Bautista durante los gobiernos del expresidente Leonel Fernández, para facilitar negocios que le favorecieron personalmente o que benefi ciaron a relacionados en detrimento de intereses de personas de los EEUU. Se citan dos casos muy particulares… Uno fue el proceso de venta de una de las empresas incautadas en la intervención del Banco Intercontinental, que la comisión que liquidó los bienes recibidos de esa institución fi nanciera adjudicó mediante una licitación a un consorcio encabezado por un reconocido empresario con importantes inversiones en el país, excelentes relaciones al más alto nivel de la política estadounidense y estrechos vínculos con el expresidente Bill Clinton, con quien incluso compartió estudios universitarios.

Hasta el Departamento de Estado habrían llegado versiones que vinculan a Bautista a la falaz campaña de descrédito en contra de esa licitación, y lo sitúan como protagonista en la transacción que permitió a un conocido empresario de medios hacerse con el control de esa empresa.

El otro caso que se cita está incluso referido en la comunicación del Departamento del Tesoro de EEUU, en la que se informa sobre la inclusión del senador Bautista a la llamada Lista Magnitsky… Y trata sobre negocios que Bautista habría hecho en Haití durante el proceso de reconstrucción tras el terremoto del año 2010.

Según las versiones que llegaron a Washington, Bautista se habría agenciado múltiples contratos repartiendo sobornos a funcionarios del gobierno haitiano, con lo que habría afectado intereses de empresas constructoras tanto en los Estados Unidos como en República Dominicana. Con razón o sin ella, Félix Bautista se ha convertido en una especie de paradigma de la corrupción en la República Dominicana.

Esa es la realidad… Pero que nadie se llame a engaños, los Estados Unidos no lo persiguen como consecuencia de un esfuerzo sincero de colaborar con el país en la lucha contra ese fl agelo… Si así fuera, esa lista sería mucho más larga.

Bien lo dijo John Foster Dulles, quien fuera Secretario de Estado del presidente Eisenhower: “Estados Unidos no tiene amigos ni enemigos, sólo intereses” … Así que, y al margen de la veracidad de estos episodios que el rumor público atribuye al senador o de cualquier otro menos murmurado, lo indudable es que algún interés afectó Bautista en el gobierno de EEUU o de gente muy vinculada al “establishment”.

Y por tratarse de un ‘affaire’ que viene de lejos, en lo que realmente se debe reparar es en el momento elegido por el Departamento del Tesoro para hacer de público conocimiento la inclusión de Bautista en esta especie de lista negra, y en el hecho de que la Embajada remachara la faena con una inusual nota de prensa, en la que contextualiza la medida y explica que su alcance incluye a sus familiares más cercanos.

Y si como el propio Bautista explicó, todas las medidas que conlleva la aplicación de la ley Global Magnitsky ya le habían sido impuestas entre los años 2015 y 2017, tanto a él como a las entidades físicas y jurídicas relacionadas con su persona… Resulta entonces cuanto menos candoroso suponer que fue una casualidad que el comunicado del Tesoro se diera a conocer cuarenta y ocho horas después del arranque del trabajo proselitista de Leonel Fernández, que busca obtener la candidatura presidencial de su partido para las elecciones del año 2020, y con ese fi n inició recorridos por las calles de Santo Domingo acompañado por Félix Bautista, una fi gura de su absoluta cercanía y clave en su estructura política.

Por eso muchos lo atribuyen al supuesto desagrado que existiría en Washington con un posible retorno de Fernández al poder… Que otros lo interpreten como una muestra de inconformidad con el PLD en su conjunto, y no necesariamente contra alguien en particular… Mientras, algunos lo ven como un espaldarazo a quienes buscan la destrucción del sistema de partidos, para dar paso a aventuras empresariales o que emerjan de la sociedad civil.

Pero sea cual sea la carta escondida… El momento elegido indica que se trata de un mensaje contundente… A esos niveles de la geopolítica no existen las casualidades.

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