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EXPRESIONES

Reverencia

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Tomás Aquino MéndezSanto Domingo

No puedo hablar a nombre de todos los dominicanos.

No quiero ser vocero de la generación que represento, aunque conozco a cientos que se creen como yo, “que merecen ser honrados todos los que pisaron la arena y el lodo de nuestras montañas y playas en 1949 y 1959 para enfrentar la tiranía más sangrienta de América Latina”.

No puedo condenar a quienes han querido lanzar lodo sobre su memoria, pero quiero expresar lo que siento.

No importa si usaron su arma para UN SOLO TIRO o descargaron el fusil con el que vinieron a combatir al tirano y su familia.

Carece hoy de importancia si fueron apresados en una emboscada o se rindieron al verse acorralados por la jauría salvaje de sabuesos al servicio del sangriento dictador.

A esos mártires, encabezados por Delio Gómez Ochoa, le rindo homenaje cada día. Respeto su valentía y coraje, de venir a una tierra desconocida a luchar contra un régimen dictador y corrupto.

Los objetivos que lo trajeron no fueron personales y eso merece el respeto de todos. Los que murieron y los que vivieron deben ser venerados. El objetivo no era morir en las montañas, era contribuir a que este país saliera de quien lo dominaba a sangre y fuego. Era evitar que en el futuro algunos de los adláteres y descendientes de él pudiesen seguir sus pasos y colocar nuevamente el yugo opresor sobre este pueblo. Hay quienes hoy hablan de la necesidad de una mano fuerte para dirigir el país; son los que ven el deterioro de seguridad ciudadana y falta de protección.

Pero, seguro no quieren un dictador y menos un Trujillo.

Los que hablan de un Trujillo es porque han dedicado poco tiempo a escudriñar la historia y escuchar los testimonios de miles de víctimas de aquel desgobierno de 30 años. Un régimen de crímenes, asesinatos, secuestros y donde solo podían robar y disfrutar de todos sus placeres, el sátrapa y su séquito.

Es solo media verdad aquella de que, “cuando El Jefe se dormía, en la calle y a nadie le quitaban lo suyo”. Digo a medias, porque si el asesino gobernante lo quería, hasta usted era de su propiedad.

Contra eso lucharon los que vinieron en 1959. Contra eso luchó Delio Gómez Ochoa, el único sobreviviente de aquel episodio.

Con su presencia ayudó a sembrar el germen de la valentía, que dos años después, incidió para que, cansados de las atrocidades del régimen, otros decidieron poner un BASTA YA.

¿Qué creó empresas y mantuvo la paz de los cementerios? Si, igual que un Pablo Escobar, que creó barrios y dio de comer a miles. Eso no lo hace un hombre bueno. ¿Que la democracia ha fallado? Cierto. Busquemos fórmulas para hacerla funcionar sin perder el derecho a hablar, a disentir, a tener hijos e hijas que por su belleza o sus ideales no sean capricho para un gobernante asesino y deprabado.

Por medio del único luchador vivo de aquella gesta, reverencio a todos los que vinieron a enseñarnos que el criminal gobernante de esa época no era invencible.

Son mezquinos quienes pretendan hoy restar mérito a alguien que, sin ser ariente ni pariente nadie en esta tierra, decidiera venir a luchar contra la dictadura que nos aplastaba.

Loor y honra a esos patriotas, a quien vive y a quienes murieron en combate o tiempo después.

Mis respetos comandante Ochoa.

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