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PENSANDO

Vivir

Para muchos, lo más importante del significado de la palabra vivir es estar en el plano terrenal, en el espacio de las manecillas del reloj, y en la cronología del calendario que marca el inicio y final de un año y tal vez un día más cuando es bisiesto; pero el significado de vivir implica más profundidad en una perspectiva del concepto de llevar una vida espiritual que no se puede medir en el tiempo, sino en la eternidad.

La fisiología medica enmarca los parámetros que posibilitan estar físicamente vivo, pero solo el valor que le demos a nuestra vida nos mantendrá para siempre vivos en nuestras realizaciones. Vivir sin actuar moralmente con honestidad solo nos hace poseedores de bienes materiales, pues sin la sustentación de su procedencia solo seremos el precio de lo que cuesta una etiqueta de caducidad expresada en el descredito de nuestro valor personal.

Vivir es apreciar las oportunidades, convirtiéndolas en un crecimiento espiritual alimentado por los principios que nos soportarán como ente constructivo de superación. Para vivir hay que vencer obstáculos, porque no hay manera de lograr nuestras metas sin el esfuerzo de superarlos mediante el raciocinio que nos otorga las herramientas de ser dentro de la creación, un ser humano.

No podemos creer que solo vivir por y para el tiempo es lograr una mejor vida, de lo que se trata es dar calidad a esa vida con el crecimiento y realizaciones intangibles en su medición, como lo son los valores que hoy no se respetan y que solo el tiempo nos da para adquirir lo que verdaderamente significa la razón de vivir.

La crisis existencial que hoy día estremece a las personas en la sociedad se manifiesta en la corrupción, que nos afecta caminando de espaldas a lo que necesitamos para encontrarnos a sí mismos, como la solidaridad, la honestidad, la sinceridad, la libertad y el amor a nuestros semejantes; porque solo por este camino vivir es la permanencia de una vida que nunca dice adiós, porque habita en la conciencia y en el espíritu que trasciende lo terrenal.

Vivamos sin morir espiritualmente, porque los muertos no son aquellos que disfrutan en paz de una tumba fría, los verdaderos muertos tienen el alma muerta y están andando todavía.

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