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El sector político dominicano se sumerge en una nebulosa

La República Dominicana no ha podido despejar aún las nebulosas que gravitan en su escenario político, para comenzar a definir las nuevas autoridades que conducirían el país a partir del 2020. Pero  igual de preocupante es la indiferencia con que sus actores reaccionan ante acontecimientos mundiales, que de una u otra perspectiva nos  sumergen en un mundo globalizado.

Sus cuatro principales partidos políticos se debaten en luchas internas invariables, que devoran sus estructuras, sin importar la solidez de los cimientos, al imponer a diestra y siniestra la máxima: “nadie delante”. El mesianismo, populismo y un degenerado vanguardismo deslumbran la dirigencia dominicana en pleno siglo XXI. Nada la distrae de sus objetivos personales y partidarios.

Qué relevancia pude tener para el liderazgo dominicano que Donald Trump suspenda la esperada cumbre con el líder norcoreano Kim Jong-un, o que Estados Unidos deje sin efectos los millonarios aranceles a China, el gigante asiático. Ni la atención que provoca en el mundo deportivo la Liga de Campeones en Kiev, Ucrania, entre el Real Madrid y Liverpool con Cristiano Ronaldo versus Mohamed Salah. Mucho menos llama a la atención que los Cavaliers, de LeBron James; los Boston Celtics, del dominicano Al Horford; los Golden State, de Stephen Curry, y los Houston Rockets, de Chris Paul, se enfrascaran en una lucha de vida o muerte por clasificar a la final del baloncesto de la NBA.

A los políticos dominicanos tampoco atrae que la tendencia alcista del petróleo en los mercados internacionales acorrale la economía dominicana y vacíe el bolsillo de los ciudadanos con un aumento desmesurado de los combustibles.  Ni la determinación para que el presidente Nicolás Maduro se reeligiera en unos cuestionados comicios en Venezuela. Ni las sangrientas protestas en la Nicaragua de Daniel Ortega. Junto a los cañonazos en el Medio Oriente mientras Estados Unidos trasladaba su embajada de Israel a la ciudad de Jerusalén.

Ni por curiosidad llama la atención la lucha librada en las elecciones presidenciales de la Colombia de Juan Manuel Santos, por los candidatos Gustavo Petro (izquierdista) y el exvicepresidente Germán Vargas Llena, que tendría un final este domingo. Pero mucho menos la hostilidad en las elecciones del México de Enrique Peña Nieto, donde las potencias mundiales observan los porcentajes abismales del izquierdista Andrés Manuel López Obrador sobre Ricardo Anaya y el oficialista José Antonio Meade.

 También dan la espalda al escándalo de corrupción en la España de Mariano Rajoy y la petición de que renuncie. Así como la coincidencia con la visita de la reina Letizia al país y a Haití, incluyendo reuniones con los presidentes Danilo Medina y Martine Moise. Ni que el papa decepcionado por las persistentes denuncias de violaciones sexuales en la iglesia Católica busque fórmula para evitar la tendencia homosexual, y que mientras tanto dispusiera medidas drásticas en Chile.

Pero hay un acontecimiento que la dirigencia del país parece no podrá ignorar. Al margen de la sorpresa causada por la decisión del gobierno de romper de manera intempestiva las prolongadas relaciones con Taiwán, para establecerla con la República Popular China. O de la preocupación manifestada por Estados Unidos.

Ahora la República Dominicana se prepara no solo para enfrentar la peligrosa temporada ciclónica que inicia este viernes 1 de junio y finaliza el 30 de noviembre. En ese ciclo los países del Caribe se mantienen en jaque. Este año se han pronosticado hasta cuatro grandes ciclones y entre 10 y 16 tormentas. Pero como para agregar un intenso aderezo estaremos también en presencia del escándalo de corrupción más significativo que llega a la justicia dominicana, con características de un tsunami; el  caso Odebrecht.

La Procuraduría General ha advertido que todo está listo para presentar las pruebas ante el juez especial de la Suprema Corte de Justicia antes de vencer el plazo el 9 de junio y que se profundizó en experticias adicionales. Hasta ahora fueron acusados al menos 14 personas, solo por recibir sobornos en el orden de los US$92 millones, según testificó la empresa brasileña Odebrecht.

Hay implicados empresarios, exministros, senadores, exsenadores, un diputado, un exdiputado  y numerosos exfuncionarios. La gran mayoría de tres de los principales partidos políticos: el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), su aliado Revolucionario Dominicano (PRD) y el mayor de la oposición, el Revolucionario Moderno (PRM). O sea, que ahora tendremos la oportunidad de escrutar hasta donde llega la indiferencia, dejadez, desidia, trasparencia…y viceversa.

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