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PANCARTA

¿Esperan en China una visita sorpresa?

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Raúl Pérez Peña (Bacho)Santo Domingo

La política de imagen pública que recurrentemente aplica la gestión extendida del PLD, fue originada en lineamientos trazados en la oficina del avezado asesor brasileño Joao Santana, quedando en cabinas, estudios o grabados uno que otro slogan o designación a ciertos programas politiqueros que son publicitados hasta la saturación por medios radiales y televisivos.

La “visita sorpresa” es un “bautizo” aportado por el carioca Santana, quien aconsejó publicitar “mareos” para distraer, desviar o entretener a la opinión pública, mientras soplan la “evaporación” de todo tema adverso al oficialismo.

Joao sugirió globos mediáticos con expectativas apostando a ganar tiempo para nuevos montajes.

Ahora entra en agenda el “paquete múltiple” de las relaciones con China.

Fuentes confiables vaticinan una “visita sorpresa” a China.

Esa “visita” sería tremendo bulto opaco, o paca, para variar.

En el bulto intervendrían diplomáticos dominicanos como repetición del teatro escenificado en Estados Unidos para “vender” conversaciones “bilaterales”, siendo en realidad “un boche” a un gobierno sumiso. “¡Válgame a Dios!”. Analistas políticos advierten que la aproximación del nuevo capítulo del escándalo Odebrecht acentuará la batahola de los vínculos con China.

Paralelo, el gobierno fracasó totalmente en el sector salud, con otra escalada de corrupción citándose el megaescándalo del Darío Contreras, y el fiasco en servicios elementales con repercusiones bochornosas como la del hospital de Barahona. Es un problema muy grave denunciado en el cónclave recién celebrado en el CMD.

La Alianza por el Derecho a la Salud (Adesa) expresó que “el sistema de salud dominicano está matizado por la carencia de atenciones de calidad, equipos, insumos, medicamentos, camas, salas de cuidados intensivos”, y un largo etc.

El oficialismo no puede abordar ese barullo, sumado a un trompo de perspectivas “cuasi letales”: “legitimar” las aspiraciones reeleccionistas.

De ahí el afán por una “visita sorpresa” a China, como mareo tan grande como la misma China y lubricante al universo mediático, que emprendería otro vuelo multitemático.

Con sorpresa o sin sorpresa, falta un tramo largo. No se vayan, “porque esto, se pone bueno”.

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