Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

IDEANDO

El servidor público

El estado es un mal empleador. Te contrata, te forma, te exprime y luego, cuando los años y la obsolescencia te inutilizan, te pensiona con un salario miserable.

No importan los años de consagración. No importa la integridad y el decoro de tus servicios. No importan los méritos de una carrera sin manchas. Al final, además del bagazo, queda el “logro” de irte con las manos vacías y una foto en el cuadro de honor de la institución a la que se lo diste todo.

Aquí, el servidor público solo es bien valorado cuando es útil. Cuando está en plenas facultades físicas y mentales. Luego, no. Y ese paradigma constituye una derrota social y laboral para los que dedican sus mejores esfuerzos y toda su integridad a servir eficientemente y con decoro.

Aquí nadie premia la carrera brillante de los servidores públicos. Nadie se preocupa por el futuro de los que se van para su casa con la frente en alto y los zapatos rotos.

El juez o el mensajero, la secretaria o el contable, el chofer o el médico, todos terminan derrotados por un sistema injusto y desagradecido.

Esta sociedad debe hacer revisiones que garanticen que las personas puedan ir a los cargos y desempeñarlos de manera honrada porque su integridad será reconocida al final de la jornada.

Esta sociedad debe hacer revisiones para que ningún servidor público concluya su carrera como un mendigo.

Esta sociedad debe hacer revisiones para que el futuro del servidor público no sea la miseria y el abandono. Hay que desterrar la idea de que el éxito se construye haciendo trampas.

Esta sociedad debe hacer revisiones para que los buenos triunfen y la honra se premie de manera ejemplar.

Tags relacionados