Santo Domingo 28°C/28°C few clouds

Suscribete

De a poquito

Cuando era niño veía la vida como una desafiante carrera en bicicleta, en la que había que llegar de primero. Tenía miedo de hacer las cosas de a poquito; me parecía que así no había vida, pues era una forma conservadora de enfrentar los desafíos. Me quería llevar el mundo por delante, como río desbordado, quemando etapas.

Más tarde me pregunté: ¿Llegar de primero a dónde y para qué? Me he ido convenciendo de que sólo las cosas superficiales y dañinas no se hacen de a poquito. Precipitadamente, sin sopesarlo, se pelea, se genera un embarazo a destiempo y sin planificación, se contrae matrimonio con vocación al divorcio, se produce un aborto, se mete la mano en algo que no es propio, se dicen cosas que no son correctas y se hace un montón de disparates de consecuencias negativas.

Una gran mayoría de situaciones incómodas que vive el mundo es fruto de esa precipitación. Todos quieren llegar primero, pero no saben a dónde ni para qué. Surgen entonces los graves problemas por los que atraviesa la humanidad. Las cosas serían diferentes si tuviésemos pendiente el fin y las consecuencias de nuestras actuaciones.

De a poquito nacemos y vivimos. Dicen que el tiempo es la mejor medicina. Hay que darle tiempo al tiempo y trabajar pacientemente, de a poquito, para lograr lo que se quiere cosechar en esa siembra fatigosa y sacrificada del día a día.

La filosofía del “DE A POQUITO” permite enfocar la vida como un proyecto y no como retazos sueltos, precipitados, que no conducen a una meta, como fruto de cada paso dado. El sudor diario y paciente para lograr un propósito es la clave para la autorrealización.

Es preciso tomar el control de la propia vida, logrando un crecimiento y madurez integral con el sudor de cada día. Lograr ser felices de a poquito.

De a poquito se crean relaciones armoniosas con los demás, respetando y amando el misterio de cada persona que encontramos en el camino.

De a poquito es posible pasar de una actitud destructora, al cuidado contemplativo del medio ambiente natural, creando las bases para hacer de nuestra casa común una compañera de camino y no una sierva explotada por el maltrato desconsiderado.

De a poquito podemos acercarnos a Dios y abrirnos a su amor, como única fuente de esperanza. En Él encuentra el misterio de la vida y de la muerte la única explicación.

Es que también el amor de Dios se nos regala de a poquito, para que podamos saborearlo mejor. Pues el amor de Dios es como la miel, que va endulzando el día a día de nuestra vida, para acercarnos también al cielo de a poquito.

Tags relacionados